miércoles, 14 de mayo de 2025

Papa León XIV: una escala de siete notas.

Papa León XIV: una escala de siete notas 

Que sería él, solo lo había previsto un programa de inteligencia artificial. Por lo demás, la elección del cardenal Robert Francis Prevost como 267º Papa de la Iglesia católica ha tomado por sorpresa a casi todos, incluidos los comentaristas que se consideraban tan bien informados como para comentar incluso lo que aún no había sucedido. 

Sin más, me centro en lo que parece que más y mejor sabemos los que estamos en la distancia, reduciendo al mínimo las conjeturas sobre los acontecimientos de un pontificado que se anuncia complejo y que, por lo tanto, podría resultar no menos sorprendente que el cónclave que acaba de concluir hace algunos días. 

1.- Desde Estados Unidos (que no es América). León XIV es el primer Papa estadounidense, no el primer Papa americano. Quien estableció la primicia —si es que queremos considerarla así— fue su predecesor, el argentino Jorge Mario Bergoglio. Nacido en Chicago en 1955, Prevost es un agustino que fue misionero durante mucho tiempo en Perú, hasta convertirse en Obispo de la pequeña Diócesis de Chiclayo (Perú). No en vano, en el saludo que pronunció el 8 de mayo tras el anuncio del Habemus Papam, León XIV habló, como es habitual, en italiano, pero con una breve inserción en español. Solo al día siguiente pasó al inglés, en la introducción de la homilía pronunciada durante la Misa Pro Ecclesia. El mensaje es claro: así como la universalidad del Papa deriva de su condición de Obispo de Roma, la pertenencia a una nación no excluye, sino que favorece el diálogo con las demás. Por cierto, Prevost también es ciudadano peruano. 

2.- La sala de las lágrimas. En su primer encuentro con los fieles, León XIV se emocionó y no hizo nada por ocultarlo. Incluso cuando ya había comenzado su discurso, cuando ya no se veían lágrimas en su rostro, era evidente el intento de contener una emoción impetuosa, que algunos quisieron interpretar como un signo de debilidad. Se trata, por el contrario, de un signo de profunda humanidad que podrá ser muy apreciado por las generaciones más jóvenes, que tienden a ser más sinceras a la hora de admitir la importancia de los sentimientos internos. Por otra parte, el ritual de la elección papal incluye una parada en la llamada «sala de las lágrimas», un lugar que hasta ahora se entendía en un sentido principalmente simbólico, al que León XIV ha atribuido una repentina y liberadora concreción. 

3.- Tras los pasos del Papa Francisco. El Papa León XIV como el Papa de la Rerum Novarum, la encíclica que en 1891 inauguró la doctrina social moderna de la Iglesia, pero también como el Papa León Magno cuya autoridad fue suficiente para detener en el año 452 el avance de Atila y sus hunos. Hasta aquí, la elección del nombre tiene razones evidentes. Sobre la primera, en particular, el pontífice ya ha tenido ocasión de detenerse para reiterar la urgencia de restablecer la justicia social. Sin embargo, hay un tercer León que, como se ha observado, debe tenerse en debida consideración. Se trata de uno de los compañeros de Francisco de Asís, su confesor y secretario. A él, al que llamaba cariñosamente «oveja de Dios». También en el caso de Prevost, por tanto, el nombre del Papa adquiere un valor programático: la continuidad con Bergoglio, la preocupación por las cuestiones sociales, la voluntad de poner fin al conflicto. 

4.- Shantih, shantih, shantih. Así concluye La tierra baldía, de T. S. Eliot, con la triple invocación de la paz según el Upanishad. Considerado con razón como el manifiesto de la inquietud del siglo XX, el poema de 1921 es una de las obras más importantes de otro estadounidense que emigró a Europa. La sugerente idea, por efímera que sea, sirve para valorar aún más la centralidad que el tema de la paz ya ha adquirido en el magisterio de León XIV. No solo fue su primera palabra, en la cita textual del saludo que el Resucitado dirige a los discípulos, sino que se repitió muchas veces en el transcurso de esos pocos minutos. Al igual que en ‘La tierra baldía’, la redundancia es intencionada y presagia el alcance de la mediación que la Santa Sede pretende llevar a cabo en los conflictos actuales. 

5.- Si está armado, no es un profeta. La continuidad entre los Papas Francisco y León XIV está garantizada por un adjetivo que es, en realidad, un participio pasado: desarmado. Se refiere a quien no lleva armas porque nunca las ha llevado, pero también a quien ya no las lleva porque ha sido inducido a dejarlas caer. Prevost, de hecho, lo utilizó inicialmente junto con el participio presente «desarmante», para indicar la posibilidad de una acción positiva, destinada precisamente a lograr la paz. Una vez más, los defensores de la Realpolitik estarán dispuestos a torcer el gesto, quizá recordando el famoso pasaje de El Príncipe en el que Maquiavelo sostiene que en la historia «todos los profetas armados vencieron, y los desarmados perecieron». Pero la cuestión es otra, y León XIV lo recordó con firmeza: un profeta siempre está desarmado. Si está armado, simplemente no es un profeta. 

6.- Una Curia por reformar. Como es sabido, el Papa Francisco prefería iniciar procesos a ocupar espacios, y entre los procesos aún en curso se encuentra la reforma de la Curia romana. Se trata de un tema muy delicado, que el Papa León XIV conoce bien por haber ocupado, hasta hace pocos días, el cargo de Prefecto del Dicasterio para los Obispos. Se trata de un cargo relativamente reciente (el nombramiento se remonta a principios de 2023), pero en el que el cardenal Prevost ha demostrado competencia, prudencia e intuición. Lo que está en juego no es tanto la reorganización de una estructura que resulte más eficiente según una lógica empresarial, sino la reconfiguración de un organismo llamado a incorporar el espíritu sinodal. Y la reforma de la Curia, en este sentido, es un componente esencial para la reforma de una Iglesia que, como enseña la tradición, es por naturaleza semper reformanda. 

7.- El espíritu en la máquina. La reflexión sobre la inteligencia artificial es otra de las complejas herencias dejadas por el Papa Francisco, que intervino con autoridad sobre el tema durante el G7 de junio de 2024. Hasta ahora, el Papa León XIV se ha limitado a un par de alusiones, pero cabe esperar que su pontificado sea especialmente incisivo en este ámbito. Entre los muchos títulos académicos del Pontífice figura también una licenciatura en matemáticas, lo que le habilita para expresar una opinión informada. Si hablamos del fantasma en la máquina, en definitiva, el Papa tiene argumentos que aportar sobre la estructura de la máquina, además de sobre la posible presencia de un «espíritu» que, en este caso concreto, merecería escribirse con mayúscula. 

Por el momento, lo dejo aquí. 

Son siete notas. Siete como los planetas, siete como lo colores del arco iris, siete como los chakras, siete como los pecados capitales… En numerología, el 7 representa la reflexión, la introspección, la búsqueda de la verdad y la espiritualidad. También el siete se asocia con la perfección, y con el equilibrio entre lo terrenal y lo divino. 

Siete son también las obras de misericordia (que hay que multiplicar por dos, ya que son tanto corporales como espirituales). Siete es la suma de las virtudes teologales y cardinales. Siete son los dones dispensados por el Espíritu Santo. 

Para un Papa, que conoce y comprende el lenguaje de los números, el siete es un buen número por donde empezar el 18 de mayo con la Misa del inicio de su servicio y ministerio.

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

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