martes, 2 de septiembre de 2025

La peregrinación jubilar LGBTQ+.

La peregrinación jubilar LGBTQ+

La objeción que proviene de no pocos sectores a la iniciativa de la peregrinación jubilar de algunas asociaciones de cristianos LGBTQ+, prevista en Roma para el próximo 6 de septiembre, es la ya conocida de que se trata de una elección que conduce a convertirse en gueto.

 

Quiero entender que hasta se puede tratar de una objeción hecha de buena fe y que, por lo tanto, merece una consideración razonable.

 

La reflexión tiene, al menos, dos niveles de análisis, que corresponden a dos aspectos tácitos, implícitos en la crítica que se formula.

 

El primero es que una pastoral dedicada - con iniciativas pastorales específicas - a las personas LGBTQ+ contradice su plena pertenencia a la comunidad de los bautizados y, por tanto, a la Iglesia.

 

A pesar de mantener firme esta plena pertenencia - que, sin embargo, nunca se da por definitiva -, una objeción de este tipo revela una visión, si no se quiere decir simple, al menos ingenua.

 

Sabemos que el Reino de Dios ya está asegurado, pero que la creación aún gime y sufre los dolores del parto - Romanos 8,22 -. Del mismo modo, si la pertenencia a la Iglesia de las personas LGBTQ+ está ciertamente ya asegurada, en esta economía actual del «ya sí» y del «todavía no», todos seguimos gimiendo.

 

También nosotros esperamos con confianza el día en que no sea necesaria una pastoral específica, pero, lamentablemente, ese día aún está lejos. Y quien no lo reconoce, o nunca se ha manchado las manos, o no es de buena fe.


 

El segundo nivel de análisis, quizás más complejo, tiene que ver con esa suposición implícita que es la distinción entre «identidad» y «orientación sexual».

 

Éste es un frente aún abierto, sobre el que me limito a algunas sugerencias provocativas, pero que es fundamental en ese replanteamiento de la antropología que también se desea en la Iglesia.

 

Aparte del hecho de que, si queremos seguir utilizando este instrumental conceptual, la (en cierto modo desafortunada) sigla LGBTQ+ se refiere también a temas de «identidad» y no solo de «orientación sexual», es necesario intentar salir de los estrechos límites de las categorías escolares, en las que se corre el riesgo de perder siempre una parte esencial de la realidad.

 

Está claro: yo no soy mi orientación sexual, al igual que no soy mi carácter caucásico, por otra parte. Pero, ¿se puede decir realmente que ni uno ni otro dan una forma específica a mi identidad? Y más aún en el caso de la orientación sexual, que informa todo el universo de los afectos y los deseos de la persona.

 

La palabra que hay que recuperar, capaz de unificarlo todo y liberarnos de las restricciones en las que nos han encorsetado las categorías escolásticas, es «persona». Y yo no soy en absoluto una persona independiente de la forma en que yo amo y yo deseo.

 

Por otra parte, tampoco soy persona independientemente de mi profesión, de mi vocación, de la etapa de la vida que estoy viviendo, de ... Entonces, si es normal que haya una peregrinación jubilar de profesores universitarios, de religiosos y religiosas, de jóvenes y ancianos, de…, ¿por qué no también una peregrinación jubilar de personas homosexuales?

 

Es más: yo no soy una persona independiente de las relaciones que vivo, ya sean relaciones de pareja o realidades asociativas. Se puede decir que esta relacionalidad es constitutiva del cristianismo mismo; es más, lo constitutivo del catolicismo es el reconocimiento de esta relacionalidad.

 

El Papa León XIV lo aclaró bien recientemente: «toda la creación existe sólo en la modalidad del existir juntos, a veces peligroso, pero aun así juntos siempre (cf. Carta enc., Laudato si’ 16117). Y esto que nosotros llamamos “historia” toma forma sólo en la modalidad de reunirse, de una convivencia, frecuentemente en medio de disensos, pero aun así una convivencia» (Vigilia de Pentecostés, 7 de junio de 2025).

 

El calendario del Jubileo de la Esperanza está lleno de peregrinaciones animadas por organizaciones que unen a las personas en función de sus experiencias o intereses; peregrinaciones no de guetos… sino de asociaciones. Y esto es perfectamente coherente con el espíritu del cristianismo.

 

En definitiva, como ocurre con demasiada frecuencia, «mucho ruido y pocas nueces»… Como para no alterarse, mucho menos alarmarse, ante la peregrinación del 6 de septiembre... porque basta con ser simplemente cristiano.


 

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

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