jueves, 16 de enero de 2025

Ver el mundo con otros ojos significa ya haberlo cambiado.

Ver el mundo con otros ojos significa ya haberlo cambiado 

¿Cuál es la enseñanza más importante que podemos extraer del pasaje de los discípulos de Emaús? Probablemente todos dirían que se trata de la creencia de que el Resucitado camina con nosotros y que la experiencia del encuentro con el Resucitado es posible y se ofrece a todos. 

¡Fantástico! Nos identificamos con esos discípulos, y es legítimo y reconfortante creer que los dos de Emaús nos representan, creer que cada uno de nosotros puede ponerse en su lugar. 

Pero ¿cómo es posible experimentar al Resucitado? Como ocurrió con los dos discípulos, esto sucede a condición de cambiar nuestra mirada: acceder a una manera diferente de mirar los 'hechos', y que la narración de ellos, tomada por cierta y evidente, sea en realidad una narración, el resultado de nuestra patrones de referencia. 

Cuestión de mirada 

Es así: los discípulos reconocieron al Resucitado cuando su mirada cambió, cuando sus ojos se abrieron. En cierto modo se podría decir que el paso clave es precisamente la conversión de la mirada, ver las cosas desde otro punto de vista. Intentemos, pues, captar la lección del pasaje, es decir, el cambio de perspectiva y de mirada que nos invita a realizar: esta es la experiencia que nos permite reconocer lo Vivo, la promesa ofrecida a quienes acogen la perspectiva de fe ("se abrieron sus ojos"). Hagamos este ejercicio con respecto a las figuras presentes. Como sabemos, en el pasaje sólo se nombra a uno de los dos discípulos, Cleofás, un hombre. Habitualmente, por efecto o inercia de la tradición eclesial, o más aún del condicionamiento mental y cultural del que inevitablemente estamos imbuidos, tendemos a imaginar que el otro discípulo es también un hombre. Algunos Padres de la Iglesia incluso especularon que se trataba del propio evangelista Lucas. Sólo un testigo directo, creían, podría haber contado lo sucedido con tantos detalles, obviando que no se trataba de una crónica sino de un relato, fruto de la fe de las primeras comunidades cristianas. 

No dos sino uno 

Hoy más que nunca es necesario un estado de ánimo, una postura espiritual que sepa acoger el cambio. ¿Qué pasaría si también nosotros intentáramos mirar con otros ojos, rompiendo con patrones preenvasados ​​o heredados e yendo más allá de la inercia de las expectativas? ¿Por qué no pensar, por ejemplo, que la otra persona es una mujer? 

Más allá del tema de género, que ya es importante en sí mismo, lo que cambia es el destinatario. De hecho, pasamos de una perspectiva individual a una comunitaria. Si los discípulos son la pareja hombre-mujer, entonces los interlocutores del Resucitado no son dos discípulos sino una pareja, la pareja humana. En este sentido, la experiencia del encuentro con Cristo Resucitado se convierte en una experiencia de pareja. 

Pero si es pareja, entonces podemos decir que la fracción del pan es la celebración del amor, signo de vínculo y alianza. Y el amor no se ve ("desapareció de sus ojos") sino que se experimenta: rápidamente regresaron a Jerusalén. 

Aunque algunos puedan sentirse desconcertados por esta posibilidad, debemos saber que no somos los únicos ni los primeros, aunque esta perspectiva diferente sea muy reciente. La valentía y el ejemplo de cambiar la mirada, no en vano, está presente sobre todo en obras y artistas. 

La hipótesis de la feminidad de una de las discípulas de Emaús es aceptada, por ejemplo, por el artista-misionero claretiano-sacerdote Maximino Cerezo. 

Sólo saliendo de los marcos que encierran y condicionan el Anuncio podemos encontrarnos y anunciar hoy al Resucitado. Es proponiendo nuevas texturas, nuevas narrativas y parábolas evangélicas - que hablan de y para nuestra vida, la de las experiencias de situaciones cotidianas - que podemos esperar abrir y hacer que nuestros ojos se abran, convirtiéndose en prójimos. 

Porque lo más importante no es hablarle a la gente de Dios, sino hablarle a la gente de su vida a través de la mirada de Dios. 

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

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