lunes, 20 de enero de 2025

Ante el cambio de mi vida… un relato autiobiográfico.

Ante el cambio de mi vida… un relato autiobiográfico 

Al final, los Superiores de mi Congregación Claretiana me proponen un nuevo lugar y servicio congregacionales después de más o menos dos años en la atención a los misioneros claretianos enfermos y mayores. 

Después de dos años mes caminando, sé perfectamente lo que me llevo conmigo. Pero no puedo decir realmente lo que dejo, lo que abandono aquí, como el peso de mi paso. Y esta duda atrae mis pensamientos, hasta tal punto de quedarme plácidamente quieto. Entonces se va abriendo paso a mi corazón una intuición: "Confía en mí, Joseba, ¿qué estás dispuesto a perder?". Y esta pregunta me acompaña mientras el silencio me envuelve y otra presencia me abraza. Y allí, dentro de una iglesia cerrada al público salvo los Domingos y días festivos, poco a poco se abre una respuesta. 

¿Estoy dispuesto a perder mi orgullo? Ahora desgastado y cansado de pensar, de defenderme, que soy suficiente y autosuficiente, y que realmente puedo conseguir lo que quiero por mi cuenta y riego. “Cuando eras más joven te ceñías y te ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras ir”. 

¿Estoy dispuesto a perder mi voluntad? Y aceptar que la realidad va por caminos y con tiempos que no he decidido y sobre los que no tengo poder. Pero, sobre todo, aceptar que mi mente no encuentra sentido a lo que se le ofrece y que navegar con la vista, en cierto momento, se vuelve indispensable para no traicionarse a sí mismo y a Dios. “Dispersa a los soberbios de corazón y enaltece a los humildes”. “Tú has ocultado estas cosas a los sabios y a los inteligentes, y las has revelado a los pequeños”. 

¿Estoy dispuesto a perder mi identidad? De los que confían en su propio papel, en su propia visión, en sus propios intereses, en sus propios hábitos de vida, para acabar haciendo prevalecer su sacrosanta voluntad tantas veces infantilmente egocéntrica y egoísta. Hasta el punto de no ‘quemar todas las naves’ como cuando hizo aquella Primera Profesión poniendo sus manos en las manos de aquel Superior que le tomaba aquella Primera Profesión. “¡No los que dicen Señor, Señor! entrará en el reino de los cielos, pero el que hace la voluntad de mi Padre”. 

¿Estoy dispuesto a perder la vida? Si miro hacia delante sé que me queda menos tiempo que el que tengo detrás. Y siento que el enorme esfuerzo de protegerse y salvarse ya no da sus frutos, como si el juego fuera llegar sano a la “gran final”. ¡Es hora de gastarlo! ¿Si no es ahora, cuando? Ser uno mismo es llegar a ser más de uno mismo. “El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”. 

Sí, he dejado algo aquí, en esta Casa Asistencial, y en la atención y servicio a los enfermos y mayores. “Esto lo comprenderás más tarde”. Dentro de unos días otra realidad me verá, otras personas me acogerán. Y trataré de seguir siendo peregrino. Ayer aquí. Mañana allí. El corazón centrado y pacificado. Definitivamente sí he dejado algo aquí. 

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El Tercer Testamento o el Quinto Evangelio.

El Tercer Testamento o el Quinto Evangelio   Este tiempo es un momento hermoso para todos nosotros, llamados de manera diferente a vivir y d...