El poliedro… una imagen sinodal
Deriva del griego, ‘polis’, muchos y ‘èdron’, rostro, por tanto muchos rostros. Se trata, por tanto, de un sólido geométrico limitado por superficies poligonales planas. Luego están los poliedros regulares, formados por caras iguales, y los poliedros irregulares. Es una figura que ejerce cierto encanto porque realza las especificidades. De hecho, es en la perspectiva de la unidad en la diversidad.
La valorización de las partes, sin embargo, no la realiza la esfera que, por su característica específica, anula cualquier arista, porque en la esfera todo debe ser homogéneo. Por tanto, poliedro y esfera indican formas de entender la relación entre el individuo y la comunidad, o entre diferentes comunidades entre sí.
Esta figura geométrica es citada a menudo por el Papa Francisco para indicar su visión de la Iglesia, como unión de todas las parcialidades que en la unidad mantiene la originalidad de las singularidades.
Es exactamente lo contrario de lo que ocurre en la esfera donde la superficie no tiene salientes. Cada vez que la Iglesia se impone sin posibilidad alguna de escucha o respuesta, manifiesta su intención de nivelar la relación para que aparezca la uniformidad, lo que deja tranquilos a quienes detentan el poder, pero genera tensiones y rebeliones en quienes sufren.
Desde esta perspectiva, san Pablo, en más de una ocasión, expresó el deseo de establecer comunidades cristianas siguiendo el modelo del poliedro, es decir, tratando de alcanzar la unidad salvaguardando la diversidad. San Pablo estaba convencido de que el Espíritu Santo es quien inspira la diversidad, mostrando a las personas que lo acogen los carismas específicos que permiten a la comunidad cristiana existir a imagen de Cristo.
El poliedro y la esfera indican dos maneras de entender las relaciones dentro de la Iglesia.
De hecho, mientras que en el modelo de esfera la persona se anula a sí misma o, la mayoría de las veces, es anulada por medidas autoritarias y violentas, en el modelo del poliedro la persona conserva su peculiaridad.
El modelo poliedro permite a la persona interactuar con la estructura manteniendo su propia autonomía. Percibimos el estilo multifacético de gobernar cuando la jerarquía no sólo actúa por el bien de los que no están en la jerarquía, sino que los involucraban en las decisiones a tomar.
Mientras que el modelo esférico anula la parte, la singularidad en beneficio del todo, el modelo multifacético la realza y cree que cada persona está llamada a dar lo mejor de sí misma por el bien de la comunidad y es capaz de hacerlo precisamente porque se le alienta en su especificidad.
Poliedro y esfera. Esfera y poliedro.
La sinodalidad trata de presentar una Iglesia que involucra a los creyentes en los proyectos. No nos acaba de satisfacer cuando encontramos en nuestro camino personas con mentalidad "esférica", que asfaltan la voluntad de los individuos imponiendo su voluntad pretendidamente divina o sagrada.
Lo peor es cuando este modelo esférico se ve implementado en la Iglesia haciéndolo pasar por voluntad de Dios, haciendo añicos la lógica de aquel Evangelio en el que aún hoy se lee aquello de: ‘vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido’ (Mateo 23, 8ss).
P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF
No hay comentarios:
Publicar un comentario