lunes, 17 de noviembre de 2025

Allegro - Antonio Vivaldi -

Allegro - Antonio Vivaldi -

La infelicidad es la falta de sorpresas. La vida está llena de ellas, pero somos nosotros los que aletargamos dormidos. La vida, en el fondo, es un entrenamiento para estar despiertos y preparados para recibirlas.

 

Por eso es necesario inventar siempre un llamamiento diferente para «despertar» el cuerpo y el alma.

 

Te propongo que escuches el primer movimiento del concierto para violín n.º 1 de Vivaldi: La primavera. En concreto, el famosísimo Allegro, quizás una de las piezas más conocidas de la música clásica en el mundo. Dura algo más de 3 minutos.

 

Te pongo a continuación el link: https://www.youtube.com/watch?v=s2lbGix2wtE

 

Seguramente la reconocerás inmediatamente, aunque quizá no recuerdes el nombre y el autor. Verás que es una música que sorprende. La sorpresa es, de hecho, el primer peldaño de la felicidad.

 

Las verdaderas sorpresas (del latín super prendere: agarrar desde arriba, estar «elevado», «levantado») aportan una ligereza que no es huida, sino plena posesión de la vida, liberan porque «sorprenderse» es experimentar la gratuidad, es decir, sentir que la vida es un regalo, gratis, incluso en su repetición de cada día.

 

Un arco iris siempre es sorprendente, al igual que el Allegro de La primavera de Antonio Vivaldi. ¿Cómo podemos entonces estar abiertos de forma habitual al efecto sorpresa de la realidad, sin el cual es imposible ser felices?

 

En este año 2025 ese concierto de Antonio Vivaldi cumple 300 años.

 

Era 1725 cuando se publicaron en Ámsterdam las partituras de «La prueba de la armonía y de la invención», 12 conciertos (originalmente una forma musical en tres tiempos en la que el solista dialoga con los demás instrumentos) para violín solista y cuerdas, de los cuales los cuatro primeros son las famosísimas Estaciones.

 

En aquella época, al no existir soportes de grabación, la música solo permanecía cuando se publicaba, y eso solo ocurría con los más grandes. Sin embargo, la primera interpretación tuvo lugar unos años antes en Venecia, en un orfanato, «sorprendiendo» a todos.

 

De hecho, Antonio Vivaldi, presbítero católico, enseñaba violín a las jóvenes acogidas en una de las instituciones benéficas para huérfanos y pobres de la ciudad: el Ospedale della Pietà, específico para niñas, que de otro modo estarían destinadas a la calle...

 

En este contexto, se les enseñaba canto e instrumentos (¿por qué en nuestras escuelas este arte indispensable para la educación se reduce a lo que se reduce?), logrando resultados que han pasado a la historia. Puedes escuchar, por ejemplo, el ‘Stabat Mater’ o el ‘Gloria’ de Antonio Vivaldi.

 

Y Antonio Vivaldi dirigía a las niñas ocultas tras rejas de madera ante un público procedente de toda Europa para escuchar su encanto.

 

En Las estaciones, en particular, el músico se divirtió imitando los sonidos de la naturaleza: pájaros, truenos, hojas, vientos helados... hasta el punto de sorprender a todos por su genialidad compositiva, interpretativa y social, un fenómeno único en una época en la que a las mujeres se les prohibía tocar en Iglesias y teatros.


Si esta música te «sorprende» quiere decir que hasta te eleva a un nivel de vida alegre y liberada de las cargas del siglo XXI para experimentar lo «gratuito». 


Lo contrario de esta experiencia es, de hecho, «dar por sentado», expresión nacida para indicar algo adquirido (en el sentido de comprado).

 

Solo la experiencia de la vida dada «gratis» y no «por sentado» (que, de hecho, se ha convertido en sinónimo de «ya no me sorprende») provoca el despertar y la unión, los dos elementos de la gratitud, sin los cuales no es posible ser feliz.

 

El día en que se da algo o alguien por sentado, se acaba la alegría, porque la felicidad es tan grande como el asombro: la sorpresa de un rostro o un objeto se apaga.

 

No es la felicidad lo que nos hace agradecidos, sino la gratitud lo que nos hace felices.

 

Hay personas que, a pesar de tenerlo todo, no son felices, y personas que, teniendo poco, lo son. ¿Por qué?

 

La diferencia está en la práctica (es una acción) de la gratitud, que nos hace capaces de recibir el instante como un regalo, algo que, por desgracia, a menudo solo conseguimos cuando perdemos algo o a alguien (quienes han y hemos sufrido por amor o por una pérdida lo saben y sabemos).

 

Esto significa que la capacidad de sorprendernos está en nosotros: es interior y hay que entrenarla.

 

De hecho, tradiciones espirituales y filosóficas milenarias y muy diferentes entre sí nos invitan a despertar y velar, y no porque nos quieran insomnes y ansiosos, como ocurre hoy en día, sino porque nos quieren agradecidos, es decir, felices.

 

El cristianismo debería producir una ética de la alegría porque todo es gracia para quien tiene confianza (fe) en la vida, que es, de hecho, «eucaristía» (en griego, «acción de gracias»), rito en el que la vida misma de Dios se da gratuitamente, a menudo resuelto en una práctica que hay que realizar.

 

Es verdad, a veces las sorpresas también pueden referirse a cosas negativas… Pero lo que importa es que nos están sucediendo a nosotros, que somos libres, es decir, capaces de decidir qué hacer con ellas. El problema no es lo que sucede, sino lo que hago con ello.

 

Por ejemplo: ¿qué hace un músico genial como Antonio Vivaldi con unas chicas abandonadas? Las convierte en una Primavera inmortal. Para aquellas chicas sin apellido, salvo el apelativo «della Pietà», la música fue salvación y redención. Una verdadera «sorpresa».

 

La tumba de la felicidad es lo «dado por sentado» o «dado por descartado». Quien da por «sentado» o «descartado» no recibe, quien no recibe no está agradecido, quien no está agradecido no es feliz.

 

Y la escuela de la vida es precisamente todo lugar o momento donde se aprende a estar siempre abierto a la vida, donde se entrena para ser despierto, sorprendido, agradecido, feliz, vivo


Empezando por un poco de buena música. Quizás un Allegro de Antonio Vivaldi.

 

Aquí tienes otra versión... de una belleza sin igual: https://www.youtube.com/watch?v=bQujhuIst5E


P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

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