Bienaventurado...
Bienaventurado aquel que elige perder, como un grano de trigo bajo de la tierra, porque dará fruto abundante.
Bienaventurado el que pone la otra mejilla, porque romperá la cadena de violencia.
Bienaventurado aquel que no recurre a métodos injustos para avanzar en su carrera, porque será recompensado por su virtud.
Bienaventurado el que no se desanima, porque seguirá siendo tan joven como su esperanza.
Bienaventurado el que se casa con la pobreza, porque generará hijos enamorados de la vida.
Bienaventurado el que no se afana por las cosas del mundo, para el que Dios es su riqueza, porque Él es lo único necesario y todo lo demás se le dará como añadidura.
Bienaventurado el que, sufriendo por el mal que hay en el mundo, se deja afectar por el dolor de los demás, porque Dios dará su consuelo samaritano.
Bienaventurado el que, teniendo un corazón manso, responde al mal con el bien, porque Dios le regalará la comunión con Él.
Bienaventurado el que, teniendo hambre y sed de santidad, nunca está satisfecho de su experiencia religiosa, porque Dios le dará la plenitud de la vida.
Bienaventurado el misericordioso, dispuesto a perdonar y dar el primer paso, porque Dios será generoso y le dará el ciento por uno de su perdón.
Bienaventurado el que tiene un corazón sincero y transparente, incapaz de duplicidad, porque Dios le dará el regalo de su presencia inmediata.
Bienaventurado el que difunde la paz y construye un ambiente fraternal, porque Dios le considerará su hijo y le sentará en su banquete.
Bienaventurado tú que consideras el sufrimiento como un
compañero de viaje normal, y no te sorprendes de la complejidad y de la
dificultad. No tengas miedo, Dios está contigo acompañándote y sosteniéndote.
P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF
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