Bienaventurados...
Bienaventurados los que no temen el silencio: tendrán sorpresas en el corazón.
Bienaventurados los que no se toman demasiado en serio a sí mismos: vivirán con más serenidad y comprenderán mejor a los demás.
Bienaventurados los que se esfuerzan por comprender: estarán libres de prejuicios y disfrutarán de la verdad.
Bienaventurados los que son humildes.
Bienaventurados los que, habiéndolo perdido todo, tienen la fuerza de volver a empezar.
Bienaventurados los que no se frustran ni siquiera cuando se les desprecia.
Bienaventurados los que no lloran cuando sufren.
Bienaventurados quienes, animados por una gran y concreta
pasión por el hombre, a pesar de haber visto de cerca y presenciado con
imágenes situaciones de flagrante violación de los derechos humanos con
episodios de violencia e injusticia sin precedentes, han tenido el coraje de
romper el omnipresente silencio cómplice, como lo definió recientemente el Papa
Francisco, manifestando su indignación y denunciando sin ambages a los
verdaderos responsables de estos auténticos crímenes de lesa humanidad.
P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF
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