lunes, 3 de febrero de 2025

Ignorancia y maniqueísmo.

Ignorancia y maniqueísmo 

Hay un fantasma que planea aquí y más allá. Yo lo llamo el fantasma de la ignorancia. Muchos piensan erróneamente que la ignorancia es una ofensa o un envilecimiento del propio ser por no haber estudiado. Cada uno de nosotros es ignorante en algo; más allá de la titulación, se es ignorante en todo lo que no se sabe, hay múltiples licenciados en derecho que no saben medicina y lo contrario, pero también hay múltiples licenciados que no conocen la empatía, la vida cotidiana, la dificultad de gestionar los sentimientos y las relaciones, aspectos de la vida que parecen triviales, pero que en la vida personal y social pueden convertirse en dramas. 

Hoy, por ejemplo, en las redes sociales todo el mundo es experto en geopolítica internacional y política nacional, pero al no ser conscientes de su propia ignorancia, confunden el derecho a opinar con la pericia. El problema, pues, no es el sacrosanto derecho a decir lo que se piensa, aunque sea "equivocado", sino la presunción de estar siempre del lado correcto o justo. 

A estas alturas, la comunicación es como la Torre de Babel, nos bombardean con información y noticias que nos complican la comprensión de la realidad. Aunque deberíamos alegrarnos de tener tanta información a nuestra disposición, porque teóricamente esto debería llevarnos a una mayor comprensión del mundo en el que vivimos, ya no es tan fácil y obvio cuando pensamos que con inteligencia artificial es posible crear una imagen o un vídeo y hacer lo que queramos con él. 

Nuestra percepción de la realidad está estrechamente ligada a la información que recibimos y tiende a refinarse en proporción directa al desarrollo de nuestros conocimientos y habilidades.  

Esta Babel de información, de hecho, destruye la misma información, creando una percepción maniquea de la realidad, donde no hay ni confrontación ni diálogo, y favorece la insinuación, en mentes débiles e ignorantes (en sentido etimológico, es decir, ignorantes porque no saben, pero creen saber) tanto de la afirmación del pensamiento único, también como necesidad de pertenencia, como de formas de pensamiento que glorifican la violencia, que pueden convertirse en acciones violentas. 

La violencia se destila día a día con palabras y lecturas de la realidad llenas de incitación al odio y, tras una cierta borrachera de ideología, desgraciadamente algunas personas o colectivos reaccionan ante lo que consideran -con razón o sin ella- violencia que sufren. 

Los estereotipos sociales se definen operativamente cuando los miembros de un grupo se ponen de acuerdo para asignar "etiquetas" a los miembros de otro grupo (derecha/izquierda) o a los miembros de su propio grupo (estar del lado de lo correcto o justo a priori). De esta dinámica de las relaciones interpersonales emerge más claramente la funcionalidad de los estereotipos: ahorro de energía psíquica, integración del individuo en el grupo, función defensiva del ego, etc. 

El maniqueísmo (es decir, la polarización de la realidad) es una forma de pensamiento infantil útil para la formación del pensamiento complejo, pero en los adultos es una regresión que fomenta la pereza mental, lo que conduce a un atraso cultural de toda la sociedad occidental y, por tanto, de los valores que históricamente la crearon. El único antídoto es la humildad de quien sabe que no sabe. 

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

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