lunes, 3 de febrero de 2025

Ir más allá y no solamente hacia delante.

Ir más allá y no solamente hacia delante 

Yo creo que estamos atravesando un momento de crisis profunda. Quizá también antes ha ocurrido. Tal vez más adelante también sucederá. Una fase complicada y difícil. Hoy estamos como golpeados por algunas fatalidades y elegimos lo menos malo o peor, y ya hemos dejado de producir ideas. Creo que va siendo hora de una nueva política, sin retórica ni nostalgia. 

Aparte del "más allá", desde hace años el mensaje que se nos transmite es el siguiente: no nos desequilibremos para evitar lo peor. Vamos a votar, tenemos que elegir y elegimos lo que es menos peor. Retroceder es el impulso que nos viene de todas partes y, desde luego, no encontrar el impulso para avanzar, para resolver los problemas. Por eso creo que es muy importante dar una indicación positiva como ésta: El mundo de las finanzas y de la liberalización está como golpeado por una fatalidad, como si hubiera una objetividad que le impidiera valorar a las personas, la forma de proponer.

Lo vemos, por ejemplo, en el lenguaje. El lenguaje del debate político, de las tertulias, de los organismos sociales. Un debate que es cada vez más entre los columnistas. Parece que la política y la actividad sindical ya no son capaces de producir ideas. Sólo opiniones, todos nos hemos convertido en opinadores. En cambio, debemos superar los prejuicios y tener la capacidad de medirnos. Nos podemos fijar en otro detalle significativo: Cuando se pide una opinión, la gente hoy responde cada vez más yo creo que, y no yo pienso que. Y esto es significativo. Todos debemos redescubrir la capacidad de "pensar". 

No debemos adaptarnos, no debemos ser conformistas. ¿Cómo podemos tener autoridad si borramos el aquello que no nos gusta? Debemos decir las cosas equivocadas, pero también las cosas importantes que se han hecho, para que puedan ser juzgadas correctamente. Y luego, también tenemos que poner en marcha el mecanismo que se ha atascado. Hemos perdido esa capacidad de hablar "con" la gente. Hablamos de los problemas de la gente, ya no hablamos "con" la gente.  Ya no existe esa capacidad de abrirse, ya no existe tampoco la capacidad de comprender los motivos de los demás, de dialogar. Y en esta nueva dinámica, la gente se ha convertido en usuarios de Facebook, que dicen "me gusta", "no me gusta", "compartir" o envían un insulto. ¿Es esta la manera de hacer política? Yo creo que no.  Ya no sólo no hay diálogo. Mientras que antes teníamos políticos a los que podíamos muy bien criticar y decir que eran todos unos ladrones, todos unos santos, todos unos buenos, pero que sin duda sabían hacer su trabajo. Hoy quizá haya también una falta de competencia. 

La mediocridad no sólo se da en la política. La mediocridad ha infectado varios sectores. No se valora la excelencia. Creo que se ha tomado un atajo y ahora hay que hacer un esfuerzo colectivo. No sé si han dejado de existir los partidos. Lo que sí hay son líderes: se vota al líder. Se pensó que los partidos personales podían resolver los problemas del país, un país complejo. A ese pluralismo, no sólo político, sino también social, que es un activo, no puede responder un partido que se identifica y se resume con un líder. Y un líder solo al mando, como nos enseña la historia, siempre acaba mal. Los partidos personales no acaban de resolver los problemas de la sociedad. 

Las personas no son números y las políticas económicas deben hacerse pensando en las personas. Cómo se puede gestionar un país. Simplificando. Un país se puede gestionar, al menos, de dos maneras: 

1.- O se tiene la paciencia de confrontar, de escuchar, de razonar, porque gobernar significa diálogo, confrontación; 

2.- O se quiere mandar haciendo que todo está en manos de una persona. Y la ilusión es que se puede hacer todo y pronto, pero la realidad es que se toma un callejón sin salida y se acaba teniendo que dar marcha atrás. 

Yo creo que hay que volver a gobernar, valorando todas las realidades que dan un mensaje positivo y volver a hacer política económica liberándonos de demasiados tecnicismos, volver a pensar en las personas y no en los números. 

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

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