jueves, 6 de marzo de 2025

Subir, contemplar y escuchar.

Subir, contemplar y escuchar 

Después del primer Domingo, en el que se nos narra el episodio de las tentaciones, en el segundo Domingo de Cuaresma el Evangelio nos lleva al monte para entrar en el acontecimiento de la Transfiguración del Señor. Este texto concluye la primera parte del Evangelio de Lucas, en la que el evangelista nos lleva cada vez más a comprender la identidad de Jesús. 

Herodes piensa que es un profeta, la gente dice que es el Bautista, los discípulos dicen que es el Cristo de Dios, pero no saben qué quiere decir Cristo ni qué quiere decir Dios, y Jesús explica que es el Hijo del Hombre. El Hijo del Hombre es la figura gloriosa de Daniel 7 que será Juez del mundo, la figura más divina que existe, pero que tendrá que sufrir. Él será el Siervo de Yhwh, que pasa por la cruz, y así vencerá el mal. 

“Subió al monte a orar”. Sólo Lucas enfatiza que Jesús está orando, mientras ora su rostro cambia de apariencia. La manifestación del rostro de Jesús, y por tanto del rostro del Padre, se produce en el encuentro personal de Jesús con Dios Padre. Jesús necesita de esta intimidad y en la oración se hace visible la verdad y plenitud de su identidad. 

Nos encontramos en una encrucijada del Evangelio, en un encuentro con Él dado a pocos. En esta oración se deja acompañar por Pedro, Juan y Santiago y serán también los mismos discípulos quienes le acompañarán en otra oración, la de Getsemaní, donde Jesús se dispondrá a mostrar no su rostro glorioso y luminoso, sino el desfigurado. 

En el fondo se trata del mismo acto: por una parte se ve el rostro oculto, privado, y por otra se ve el rostro público, humillado, desfigurado hasta el punto de no ser la apariencia de un hombre y que aparecerá después de la oración en Getsemaní. Sólo después de haber visto aquel rostro desfigurado levantado en la cruz del monte Calvario, sólo después de haber visto su rostro después de la resurrección, los discípulos comprenderán lo que les había sido revelado por el Padre acerca del Hijo el día de la transfiguración. 

“Y he aquí dos hombres que hablaban con él…”. Los discípulos ven junto a Jesús a dos hombres que le hablan de su éxodo, es decir, de su muerte en la cruz. Son Moisés y Elías, la ley y los profetas. 

Dos hombres se les aparecerán a las mujeres en el sepulcro (Lucas 24,4) y nuevamente a través de la ley y los profetas las mujeres entenderán lo que ha sucedido. El mismo Jesús resucitado, en el camino de Emaús (Lc 24,13ss), explicará a través de Moisés, de los Profetas, del Antiguo Testamento, cómo era necesario que el Señor sufriera estas cosas para entrar en su gloria. 

El Antiguo Testamento, en su narración del amor incesante de Dios por los hombres, anuncia su gloria, que es la cruz, donde vence el mal del mundo y donde se revela la gloria del Padre en el amor absoluto que da la vida para todos. De esto es de lo que están hablando: del éxodo que está a punto de producirse en Jerusalén. Aquí comienza el camino de Jesús hacia Jerusalén, que durará el resto del Evangelio y que a cada paso revelará cada vez más su rostro y el rostro del Padre. 

“Vieron su gloria”. La gloria de Dios es otro elemento típico subrayado por Lucas en su Evangelio. La gloria de Dios se aparece a los pastores cuando nace Jesús, en el encuentro con Simeón, en las tentaciones que Satanás ofrece la gloria de este mundo, al final del Evangelio cuando Jesús se aparece a los discípulos de Emaús dice "no era necesario que Cristo padeciera... para entrar en su gloria". 

La gloria indica el peso de la verdad de una persona, es el peso, la realidad, el espesor. Contemplar la gloria de Dios es urgente para tener la fuerza de obedecerle, de confiar en Él, de caminar detrás de Él. Necesitamos desesperadamente ver que Dios es hermoso, maravilloso, y esta experiencia nos prepara para el escándalo de la cruz. 

Ver la gloria de Dios es conocer la verdad de Dios. Los tres discípulos se encuentran en la posición de recuperar la visión de la gloria de Dios, de comprender quién es Dios. Ellos ven todo el peso de Dios, la belleza de Dios, el esplendor de Dios. Ellos ven de dónde viene el mundo y hacia dónde va. Ellos ven todo lo que es invisible. Es decir, Dios mismo. La gloria es Dios mismo. 

Estamos llamados a ver esto en el rostro del Hijo y ésta es nuestra vida plena, nuestra alegría. La transfiguración nos abre también a un modo “otro” de ver la realidad, captando el Espíritu que habita en cada acontecimiento: aquel rostro que los discípulos ahora ven glorioso será el mismo que en la cruz no tienen la fuerza de mirar. 

“Maestro, es bueno para nosotros estar aquí”. La belleza que ve Pedro es la belleza de Dios mismo, que es el mismo Hijo; pero es también la misma belleza que cada uno de nosotros tiene en el Hijo, porque estamos llamados a ver esta belleza y a reflejarla en nuestro rostro precisamente porque somos creados a su imagen y semejanza. Cuando en la creación Dios miró a sus criaturas en plena comunión con Él dijo “¡qué bello!”, porque vio esta Gloria, que es suya. 

Pedro querría detener en la tienda, como en el Antiguo Testamento, la presencia de Dios, la visión de su gloria, pero ahora la verdadera tienda, la morada definitiva de Dios es la carne del Hijo que «pone su tienda entre nosotros». Él es el esplendor de la gloria de Dios, él es la huella, él es el sello del resplandor, del esplendor del Padre. Esta es la tienda, la morada definitiva de Dios entre nosotros; pero esta tienda es la carne de Jesús y en su carne está toda carne, está cada uno de nosotros. 

Lo que Jesús ha revelado hasta este punto sobre sí mismo, su identidad de Hijo del hombre, el Padre dice que es el Hijo de Dios, su Hijo, el mismo que tendrá que sufrir, ser rechazado por los poderosos, por los sabios, ser condenado a muerte. Y sólo así podremos resurgir. 

Éste es precisamente su Hijo, y el centro de todo es “¡escuchadle!”. No es necesario levantar otras tiendas, sino hacernos nosotros mismos una tienda en su presencia y esto sólo es posible en el camino que el Padre nos muestra: escuchando. 

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

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