martes, 15 de abril de 2025

El amor hace despertar la esperanza.

El amor hace despertar la esperanza 

Si buscamos la firma inconfundible de Jesús, su marca exclusiva, la encontramos en estas palabras. Pocos versículos, registrados durante la última cena, cuando por única vez en el Evangelio, Jesús dice a sus discípulos: «Hijos», usa una palabra especial, afectuosa, cargada de ternura: hijitos, niños míos.

«Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado». Palabras infinitas, en las que nos adentramos como en la punta de un corazón, conteniendo la respiración. 

Amar. Pero, ¿qué significa amar, cómo se hace? 

Detrás de nuestro balbuceo amoroso está la pérdida de contacto con Él, con Jesús. El Evangelio nos ayuda. La Biblia es una biblioteca sobre el arte de amar. Y aquí estamos quizás en el capítulo central. Y, de hecho, he aquí que Jesús añade: «Amaos como yo os he amado». 

La caridad tiene un cómo, antes que un qué, un objeto. La novedad está aquí, no en el verbo, sino en el adverbio. Jesús no dice simplemente «amaos». No basta con amar, podría ser solo una forma de dependencia del otro, o miedo al abandono, un amor que utiliza a la pareja, o hecho solo de sacrificios. También existen amores violentos y desesperados. Amores tristes e incluso destructivos. 

Como yo os he amado. Jesús usa verbos en pasado: mirad lo que he hecho, no habla en futuro, no habla de la cruz que ya se perfila, habla de crónica vivida. Recién vivida. 

Estamos en el marco de la Última Cena, cuando Jesús, en su creatividad, inventa gestos nunca vistos: el Maestro que lava los pies en la actitud del esclavo o de la mujer. También le ofrece el pan a Judas, que lo tomó y se fue. Y se hunde en la noche. 

Dios es amor que se ofrece incluso al traidor, y hasta el final lo llama amigo. El de Jesús no es un amor sentimental, Él es el relato inédito de la ternura del Padre; ama con hechos, con sus manos, concretamente: lo hace primero, en pérdida, sin contar. 

Es amor inteligente, que ve primero, más profundamente, más lejos. En Simón, el pescador, ve la Roca; en María de Magdala, la mujer de los siete demonios, intuye a la que hablará con los ángeles; en Zaqueo, el ladrón enriquecido, ve al hombre más generoso de Jericó. 

¡Amor que lee la primavera del corazón, incluso en medio de cien inviernos! Que saca de cada uno lo mejor de lo que puede llegar a ser: fuentes enteras de esperanza y libertad; saca la mariposa de la oruga que creía ser. 

¿En qué consiste la gloria, evocada cinco veces en dos versículos? ¿en qué consiste la gloria para cada uno de nosotros? 

La gloria del hombre y la misma gloria de Dios consisten en amar. No hay nada más de lo que jactarse. Ahí está el éxito de la vida. Su verdad. La verdad revelada es el amor -Pavel Florensky-. 

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

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