La verdadera riqueza es hacer amigos
Otra parábola con un final sorprendente: el estafado elogia a su estafador. Sin embargo, el elogio del señor tiene un objetivo preciso, no se refiere a la deshonestidad del administrador, sino a su astucia - elogió a ese hombre porque había actuado con astucia -.
Supo detenerse a pensar - dijo para sí: ¿qué haré? - y allí comenzó a comprender la diferencia entre la falsa riqueza y la verdadera riqueza. Entonces comenzó a utilizar el patrimonio económico para crearse el verdadero patrimonio, el relacional: hacerse amigos que lo acogieran.
Siéntate y escribe cincuenta, toma el recibo y escribe ochenta. Quizás esté listo para eliminar de la deuda el porcentaje que le correspondía, pero eso no es determinante. Ha comprendido dónde invertir: compartir la deuda para crear ingresos, ingresos de amistad.
Y el relato continúa asegurando que en la vida se necesitan amigos y buenas relaciones, que solo ellos pueden darte un futuro, incluso «en las moradas eternas». Vida eterna, casa eterna, son términos que en boca de Jesús no indican tanto lo que sucederá al final de la vida, en el cielo o en el infierno, como lo que hace que la vida sea verdadera, ya desde ahora, aquí entre nosotros, la vida tal y como debe ser, lo auténtico del ser humano.
Y he aquí el maravilloso mandamiento: haced amigos. Incluso con la riqueza deshonesta. Las personas valen más que el dinero. El bien es siempre bueno, es bueno en cualquier caso.
La limosna, incluso dada por un ladrón, no deja de ser limosna. El bien nunca es inútil. No es el mal lo que revoca el bien que has hecho. Ocurre lo contrario: es el bien lo que revoca, anula, deroga el mal que has cometido.
Nadie puede servir a dos amos, a Dios y a la riqueza. El gran poder de la riqueza es hacernos ateos.
El verdadero enemigo, el adversario de Dios en la Biblia no es el diablo, de hecho Jesús libera a la persona de los demonios que se han instalado en ella. El competidor de Dios tampoco es el pecado: Dios perdona y borra los pecados.
El verdadero competidor de Dios, el Dios alternativo, es la riqueza. La riqueza es atea. Se gana la confianza, da certezas, se apodera del corazón. El rico está enfermo de ateísmo. No importa que frecuente la Iglesia, es un aspecto superficial que no cambia la esencia. Su Dios está en el banco. Y su corazón está allí, cerca de su dinero.
La solución que ofrece Jesús es «haced amigos»: ellos os acogerán, antes y mejor que los ángeles. O, tal vez, nos está diciendo que las manos de quienes te quieren terminan en ángeles. Tus amigos te abrirán la puerta como si el cielo fuera su casa, como si ellos hubieran encontrado las llaves de la eternidad para ti, aquellos a quienes, durante un día o toda una vida, hiciste felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario