jueves, 2 de octubre de 2025

La heterodoxia del pensamiento contra la ideología - Pável Florenskij -.

La heterodoxia del pensamiento contra la ideología - Pável Florenskij - 

La lectura de Pável Florenskij es una lectura que marca la experiencia de la fe. El motivo de esta reflexión es la lectura de una de sus obras maestras “La columna y el fundamento de la verdad”. La mía es una toda una declaración de agradecimiento aunque ese misterio personal de Pável Florenskij no se puede resumir en sus conocimientos.

 

Digo esto para liberar a Pável Florenskij del encanto de su genialidad - algunos lo consideraron «el Leonardo da Vinci de Rusia» - por haber sido matemático, físico, ingeniero y, por otro lado, teólogo, filósofo e historiador del arte.

 

Esposo y padre de cinco hijos, también fue sacerdote ortodoxo, condición que le costó la vida en 1937. Ser sacerdote y científico al mismo tiempo era una refutación viviente de la ideología comunista, para la cual la fe era solo ignorancia: la dictadura no podía tolerarlo y no lo toleró.

 

Una carta de 1917 revelaba su inconfundible personalidad: «En el amplio espacio de mi alma no hay leyes, no quiero la legalidad, no puedo apreciarla... No me perturba ningún obstáculo construido por manos humanas: lo quemo, lo rompo, volviendo a ser libre, dejándome llevar por el soplo del viento».

 

Es una conexión compleja: dedicación absoluta a «la columna y el fundamento de la verdad» y, al mismo tiempo, vibrante rebelión contra cualquier atadura de la libertad. Así se comprende cómo, no solo para el régimen, sino también para la jerarquía eclesiástica, su pensamiento era y es desestabilizador, hasta tal punto que, a pesar de su martirio, Pável Florenski aún no ha sido beatificado.

 

Durante su cautiverio, le escribía a su hijo Kirill: «He tratado de comprender la estructura del mundo con una dialéctica continua del pensamiento». Dialéctica significa movimiento, pensamiento vivo, porque «el pensamiento vivo es necesariamente dialéctico», mientras que el pensamiento que no se mueve es el pensamiento muerto de la ideología, que, en su versión religiosa, se llama dogmatismo.

 

El pensamiento se mueve si está respaldado por la inteligencia, la libertad interior y, sobre todo, el amor por la verdad, cualidades contrarias a todo absolutismo y bastante raras incluso en la religiosidad tradicional.


 

A este respecto, Pável Florenskij cuenta que, de niño, «el nombre de Dios, cuando me lo ponían como límite externo, como menosprecio de mi ser humano, era capaz de enfadarme muchísimo».

 

Su lección espiritual es más bien otra: la fe no es un absoluto, es relativa, relativa a la búsqueda de la verdad. Cuando la fe ya no se entiende como un camino hacia algo más grande, sino que se absolutiza, se fosiliza en dogmatismo y traiciona la verdad.

 

La dialéctica elevada a clave de lo real se llama antinomia, concepto decisivo para Pável Florenskij que significa «choque entre dos leyes» ambas legítimas. La antinomia se obtiene observando la vida, que tiene motivos para decir que tiene sentido y otros opuestos.

 

Por lo general, los hombres eligen una perspectiva porque mantener ambas es desgarrador, pero así mutilan la experiencia integral de la realidad. De ahí que lo que la mayoría considera la verdad es solo un polo de la verdad integral, para alcanzar la cual se necesita el valor de moverse desde la propia perspectiva hacia su contrario.

 

Conservando la propia verdad y comprendiendo al mismo tiempo su contrario, se entra en la antinomia. «La verdad es antinómica y no puede dejar de serlo», escribe Pável Florenskij. A Immanuel Kant le dirig el mayor elogio: «Kant tuvo el atrevimiento de pronunciar la gran palabra «antinomia», que destruyó el decoro de la pretensa unidad. Solo por eso ya merecería la gloria eterna».

 

Para él, incluso la Biblia y la doctrina están llenas de antinomias, en particular la Carta a los Romanos es «una bomba cargada de antinomias». Pero solo deben preocuparse por ello aquellos que tienen una concepción doctrinal del cristianismo, no aquellos que, como Pável Florenskij, lo consideran funcional para la vida.

 

Pero para Pável Florenski no existe una simetría perfecta entre los dos “nomoi” de la antinomia: operativamente, él privilegia el polo positivo. Aunque sabe bien que «la vida no es en absoluto una fiesta, sino que hay muchas cosas monstruosas, malvadas, tristes y sucias», nunca cede a la resignación o al cinismo; al contrario, enseña a sus hijos que «al darse cuenta de todo esto, hay que tener ante la mirada interior la armonía y tratar de realizarla».

 

Esa armonía no puede venir del mundo, donde reina la antinomia, sino de una dimensión más profunda. Y se puede ilustrar con algunas líneas del testamento espiritual, iniciado en 1917, el año de la revolución, tras haber intuido inmediatamente la amenaza que se cernía sobre él: «Observad más a menudo las estrellas. Cuando tengáis un peso en el alma, mirad las estrellas o el azul del cielo. Cuando os sintáis tristes, cuando os ofendan, cuando algo no os salga bien, cuando la tormenta se desate en vuestra alma, salid al aire libre y entretened, solos, con el cielo. Entonces vuestra alma encontrará la paz».


 

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

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