Oportunidades y desafíos de la Inteligencia Artificial
Tras la proliferación del uso de la Inteligencia Artificial (IA), los llamados Grandes Modelos de Lenguaje como ChatGPT, Google Gemini, Microsoft Copilot (por nombrar los más conocidos), el Papa Francisco ya había expresado en la cumbre del G7 de 2024 sus preocupaciones sobre un futuro “tecnocrático” y transparente en el desarrollo de más tecnologías de IA. Luego mencionó el tema en la encíclica Dilexit nos de octubre de 2024 (n. 20) y el 28 de enero pasado los Dicasterios para la Doctrina de la Fe y para la Cultura y la Educación publicaron Antiqua et nova, una Nota sobre la relación entre inteligencia artificial e inteligencia humana, aprobada por el Papa el 14 de enero de 2025.
Antiqua et nova es un documento de 117 párrafos, llamado así por las primeras palabras de la versión en latín, que reflexiona sobre los desafíos y oportunidades de la IA en los campos de la educación, la economía, el trabajo, la salud, las relaciones y la guerra.
La nota llama la atención sobre los trabajadores que corren el riesgo de perder sus habilidades y de ser sometidos a “funciones rígidas y repetitivas” y a una “vigilancia automatizada” (n. 67). Advierte a los estudiantes que corren el riesgo de no desarrollar habilidades de pensamiento crítico (n. 81), aunque señala con cautela que el uso juicioso de la IA puede ayudar a proporcionar un análisis y una evaluación rápidos de cualquier tema (n. 32). Respecto a la aplicación de la IA en el ámbito militar, la nota ve un «grave motivo de preocupación ética» debido a los sistemas de armas autónomos y letales, capaces de «identificar y atacar objetivos sin intervención humana directa», independientemente de la «exclusiva capacidad humana de juicio moral y toma de decisiones éticas» (n. 100). Al abordar cuestiones medioambientales, expresa su preocupación por el uso de agua y energía, que son necesarias para operar el hardware que sustenta las funciones de IA (n. 96).
Igual preocupación se expresa con respecto al deepfake, es decir, “una representación falsa de una persona que ha sido modificada o generada por un algoritmo de IA” (n. 87); sobre la información falsa generalmente producida por IA (nn. 87-89); sobre los aspectos de la privacidad inherentes a la vigilancia y la expresión de cuestiones de conciencia en el contexto de los modelos de chat, que pueden influir «en la vida de los creyentes y en la expresión de su fe» (n. 90). También pone en guardia contra formas de control tecnocrático de la sociedad que son «tan sutiles como invasivas», con grandes empresas que ejercen una significativa influencia social y política capaz de manipular las conciencias y el proceso democrático (n. 53).
El documento también advierte contra la tentación de utilizar la IA para sustituir la inteligencia humana en lugar de integrarla, con la consecuencia del gran riesgo de esclavizar al ser humano a través de “su propio trabajo”, un algoritmo que actuaría como un “sustituto de Dios” (n. 105).
Mientras que, por otro lado, «la IA no es más que un pálido reflejo de la humanidad, producida por mentes humanas, entrenada a partir de material producido por humanos, predispuesta a estímulos humanos y sostenida por trabajo humano. No puede tener muchas de las capacidades que son específicas de la vida humana, y también es falible» (ibidem).
Como bien se ha subrayado, Antiqua et nova es un documento que, en este tiempo, nos invita a plantearnos preguntas.
Su novedad consiste en la conciencia de que cuanto más nos planteamos preguntas sobre esta máquina capaz de sustituir parte de la toma de decisiones humana, más inevitablemente nos planteamos preguntas sobre la identidad misma del ser humano y la unicidad que lo caracteriza, es decir, sobre lo que nos hace criaturas en relación con un Creador, poniéndonos en la perspectiva correcta para reflexionar sobre nuestra identidad y nuestras capacidades.
Si consideramos que hasta hace 10/15 años la reflexión sobre la identidad del ser humano parecía eclipsada, se trata de una enorme novedad que presenta una doble vertiente: la antropológica, como bien subraya el documento, y la de las consecuencias sociales que todavía hay que desarrollar adecuadamente.
P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF
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