jueves, 6 de marzo de 2025

¿Nos podemos imaginar un mundo sin guerras?

¿Nos podemos imaginar un mundo sin guerras? 

Alguien afirmaba que uno no se puede ni se debe imaginar un mundo sin guerras, porque ésta podría ser una de las mayores ilusiones del maligno. Las guerras siempre acompañarán la historia de la humanidad. 

Yo me permito pensar, en cambio, que debemos esperar y trabajar hasta la liberación de la guerra, incluso de la defensa militar, que imita y reproduce la ofensiva de la guerra. En la época actual, más que nunca, toda guerra es una locura (Papa Juan XXIII: «Bellum alienum a ratione»), y no defiende verdaderamente ningún valor (Papa Francisco: «La guerra es siempre una derrota»). 

Es precisamente “el maligno” quien nos engaña justificando la guerra como defensa. La defensa de la humanidad y de la justicia pasará por los caminos de la no violencia activa y valiente, desobediente a los poderes armados, que además históricamente resulta más eficaz que las armas: de 1900 a 2019 las luchas no violentas han tenido éxito en la defensa de los derechos humanos en el 50% de los casos y las luchas violentas solo en el 26%. 

La violencia daña a todos, produce violencia y no logra justicia. Matar no defiende y empeora la sociedad. La historia es un camino accidentado, el mal existe, pero el Evangelio de la fraternidad no se pospone para el más allá: es una semilla que puede crecer con el tiempo. 

La humanidad ha logrado otros verdaderos progresos morales y aún puede lograrlos, con esfuerzo y compromiso, con errores y recuperaciones. El fatalismo sobre la guerra favorece a los violentos y fortalece las estructuras y las economías de guerra. Esperamos en la paz mientras rezamos por ella y trabajamos para ella. 

En la película de "Juegos de guerra" se escucha una frase: "Es un extraño juego. El único movimiento para ganar es no jugar". 

En una guerra total la máquina descubre que, sea cual sea el movimiento, nadie gana. Y, efectivamente, si la cuestión del juego fuese quién ataca primero, nadie gana. Seguramente, como en Juegos de Guerra, lo que tenemos que hacer es jugar a otra cosa, para terminar descubriendo que a determinados juegos nadie termina ganando. Aunque como especie humana, la historia ya nos ha enseñado eso. A determinados «juegos» nadie gana. Aunque nosotros, por lo que se ve, seguimos sin aprender.

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

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