martes, 5 de agosto de 2025

A mis 60 años.

A mis 60 años 

¡Gracias, Señor de la Vida! 

Hoy es mi cumpleaños. Los pensamientos fluyen por mi mente, escribo este breve mensaje porque creo que cada uno de nosotros es capaz de dejar un mensaje, de dar esperanza y un poco de fuerza a quienes quizá en este momento no tienen suficiente y se sienten un poco decaídos. 

Me gustaría enviaros un pensamiento positivo, un pedacito de mí que os haga sonreír. Os escribo porque es mi forma preferida de comunicarme, porque si es cierto que con un amigo puedes pasar horas en silencio mirando a la nada, también es cierto que estar en silencio ante una página en blanco no tendría mucho sentido. 

Los años pasan, se escapan, marcan mi tiempo humano. Y llega el 6 de agosto, una fecha especial para mí, siempre la misma, que se repite cada año, no puedo olvidarla y ella nunca me olvida, el día de mi cumpleaños. 

El término cumpleaños indica el aniversario del nacimiento. Su origen se remonta a antiguas costumbres, pero tal y como lo celebramos nosotros, lo encontramos en el lejano 1802, cuando Johann Wolfgang von Goethe quiso celebrar su 50 cumpleaños con una gran fiesta. 

Hoy, mi cumpleaños marca inevitablemente mi relación con el tiempo. Es un momento de reflexión para hacer balance y contar los años que ya he vivido. 

Durante el año no me doy cuenta de cómo pasan los días y los meses y construyen mis años. ¡El día de mi cumpleaños todo está mucho más claro! 

La alegría de celebrar mi nacimiento está más presente en la infancia y dura como mucho hasta la adolescencia, luego todo cambia. Personalmente, nunca paso por alto el aniversario de mi nacimiento, me parece una forma infantil de burlarse del tiempo. 

Hay personas que simplemente no pueden celebrarlo, no lo encuentran útil, importante, esencial. Es una pena. Porque el día del cumpleaños, hoy es el mío, es el aniversario de mi nacimiento y también de otros amigos que conozco, un regalo maravilloso que me está haciendo la vida, y cada día más es un regalo precioso. 

Hoy recibo con gratitud y alegría sincera todos los deseos, todos los pensamientos que me calientan el corazón, pensando en el tiempo que pasa, pero guardo en mi alma los mejores recuerdos y todas las experiencias que me han permitido evolucionar y madurar. Hoy celebro una meta que he alcanzado, pensando en la gracia dichosa que tengo de existir y de celebrar mi cumpleaños con bien. 

Cuando pienso en el tiempo transcurrido, aprecio con todo mi corazón todas las veces que he caído y me he levantado, todas las veces que he secado en silencio mis lágrimas y todas las veces que me he alegrado cuando he conseguido encontrar lo bueno en cada cosa. 

Creo que no son los años los que determinan el valor de mi vida, sino la intensidad y el amor por lo que hago y por lo que puedo dar a los demás. Esta es la alegría que siento al celebrar cada día, incluso el más pequeño de los logros. 

En la vida, más que los años, lo que cuenta son las pequeñas alegrías que iluminan mi camino diario. Siempre con alegría en el corazón por cada momento presente, apreciando el pasado y construyendo mi futuro. 

Gracias a quienes me rodean, a esas personas cercanas y lejanas que hacen que cada día de mi vida sea un poco más especial. Un recuerdo especial para aquellas personas que ya están en la otra orilla del mismo y único río de la Vida. Especialmente a mi madre María de las Nieves que está en la Casa del Padre. 

Y, como siempre, gracias a cada uno de vosotros, por todo. ¡Gracias, Señor de la Vida! 

La Tierra me ha hecho dar otra vuelta alrededor del Sol. Y la savia vital ha creado un nuevo anillo en el árbol de mi vida. 

Observo con satisfacción que cada vez soy más yo mismo. Y cada vez más diferente. 

Gracias a todos por todo. Recibo de corazón vuestras felicitaciones de cumpleaños. Que tengáis una buena vida. 

¡Gracias, Señor de la Vida! 

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

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