sábado, 9 de agosto de 2025

El arte de estar atento.

El arte de estar atento

Tres palabras permanecen en mi corazón:

no tengas miedo,

atraviesa la noche,

permanece consciente del presente.

 

No temas tu fragilidad, tu pequeñez,

no temas al futuro,

no temas no ser suficiente.

 

Él ya ha decidido regalarte el Reino,

y no es un premio lejano

sino un aliento que se cumple ahora,

una Presencia que te habita,

un silencio vivo en el que todo se recompone.

 

Te susurra:

y no es una invitación a la ansiedad,

sino a la lucidez del corazón.

 

A no dejarte adormecer por la ilusión

de que la vida es solo lo que posees

o lo que temes perder.

 

Él viene cuando menos lo esperas

y no será como un ladrón.

 

Viene en la alegría y en el dolor.

En el rostro amigo y en la mirada extraña.

En las palabras que calientan

y en las que escuecen.

 

Viene en los días claros

y en las noches que no terminan nunca.

Y si tu lámpara está encendida,

lo reconocerás.

 

No dejes que la costumbre

cubra la frescura de cada instante.

No te anestesies con el ruido

o con los remordimientos del pasado,

ni con las proyecciones del futuro.

El presente es el lugar sagrado del encuentro,

el tiempo sagrado en el que Él te busca,

te encuentra y te reencuentra.

 

Sé consciente de tu presencia,

conócete a ti mismo.

No te duermas entre tus pensamientos,

no pospongas el abrazo

a un mañana que no existe.

 

El Reino es ahora,

en este aliento,

en esta mirada,

en este instante que no volverá.

 

Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón.

Si el tesoro es la acumulación,

vivirás con miedo a perder.

Si el tesoro es el amor,

vivirás libre.

 

El desapego no es una renuncia amarga

sino un espacio vacío

que se convierte en un útero para el don.

 

Se nos ha dado mucho:

talentos, tiempo, relaciones, posibilidades.

Y se nos pedirá mucho:

no como una carga

sino como una responsabilidad gozosa.

 

Todo don que no comparto se apaga;

todo don compartido se multiplicará.

Te deseo que permanezcas despierto

cuando el mundo quiera distraerte.

Porque vivir despierto no significa vivir tenso

sino vivir en la presencia.

 

Deja que los pensamientos pasen como nubes,

permanece anclado en la conciencia

que observa sin juzgar.

Este es el estado

en el que Él puede encontrarte preparado.

 

Te deseo que seas luz,

no solo para ti mismo

sino para quienes caminan a tu lado en la noche.

 

Te deseo que tengas el aceite de la sabiduría

en el vaso de tu corazón,

para que la llama no se apague

cuando sople el viento.

 

Te deseo que lo reconozcas

en cada rostro,

en cada mano que pide,

en cada acontecimiento que te sorprende.

 

Te deseo que no confundas a Dios

con un juez lejano, un legislador severo,

sino que lo descubras como una Presencia íntima y viva,

que habita en ti y respira dentro de ti.

 

Te deseo que vivas sin miedo,

libre de la ansiedad de retener,

capaz de perder por amor,

de vaciarte para acoger,

de darte sin cálculos.

 

Te deseo que abras las ventanas

y dejes entrar la luz,

que mires las estrellas

y las sientas vibrar en ti.

Que sostengas tu lámpara

y camines en la noche sin temblar.

 

Te deseo que abras la puerta

cuando oigas llamar,

y descubras que Él ya estaba allí, dentro:

en tus ojos limpios,

en la paz recobrada,

en la alegría sencilla de estar aquí.

 

Y cuando Él llegue,

se ceñirá sus vestiduras,

te hará sentar

y pasará a servirte.

 

Y tú sabrás, sin necesidad de palabras:

el Reino estaba aquí,

desde siempre.

Como un abrazo que te recompone.

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Una aproximación a mi soledad -una sencilla confesión de mi manera de ser-.

Una aproximación a mi soledad -una sencilla confesión de mi manera de ser- La palabra aislamiento conlleva una profunda ambivalencia. Es com...