sábado, 2 de agosto de 2025

El reconocimiento de Palestina ¿finalizará el exterminio?

El reconocimiento de Palestina ¿finalizará el exterminio? 

Tras el anuncio de Emmanuel Macron, el primer ministro británico Keir Starmer también ha declarado que el Reino Unido reconocerá al Estado de Palestina durante la próxima Asamblea General de la ONU prevista para septiembre. Sin embargo, a diferencia de la francesa, la posición de Keir Starmer ha parecido desde el principio más ambigua: el reconocimiento se producirá, según ha dicho, «a menos que Israel dé pasos concretos para mejorar la situación en Gaza». En otras palabras, el reconocimiento del Estado palestino se presenta como una moneda de cambio que se retirará si Israel se muestra más «razonable». Una formulación que vacía radicalmente su significado político y moral. 

Pero incluso dejando de lado las ambigüedades de Keir Starmer, ¿qué eficacia puede tener hoy en día el reconocimiento de Palestina? De hecho, nos enfrentamos a dos cuestiones que, aunque relacionadas, siguen siendo distintas. 

La primera, y más urgente, es el exterminio diario de la población palestina que se está produciendo desde hace meses en la Franja de Gaza. Una situación que cada vez más juristas, estudiosos e incluso organizaciones israelíes califican de genocidio. Se está llevando a cabo una acción intencionada y sistemática de aniquilación de una población, como han declarado abiertamente numerosos representantes del Gobierno israelí. Se está provocando una hambruna deliberada, provocada por el bloqueo de la ayuda humanitaria y la reorganización de los canales de distribución. Estos hechos, por sí solos, constituyen crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, independientemente de las razones y los agravios que hayan motivado esta guerra. 

La segunda cuestión, sin duda más amplia y a largo plazo, es la de la solución política al conflicto israelí-palestino, indispensable para crear una situación de paz duradera y para la cual el reconocimiento del Estado de Palestina podría tener un importante valor político. Pero hoy la urgencia es la primera y resulta difícil entender cómo el reconocimiento de un Estado que no existe puede influir concretamente en el exterminio en curso. Es legítimo preguntarse si este acto formal puede ejercer una presión sobre Israel tal que modifique su estrategia. ¿Qué tipo de amenaza supondría, a los ojos de un Gobierno que sigue actuando con total impunidad y que las potencias occidentales, por un lado, reprenden y, por otro, siguen apoyando? 

Si el anuncio del reconocimiento del Estado palestino fuera acompañado de medidas concretas —la interrupción de los suministros militares, la suspensión de los acuerdos comerciales, la imposición de sanciones económicas—, entonces sí que tendría sentido. Ya existen llamamientos explícitos en este sentido incluso dentro de la sociedad civil israelí. 

Y tendría aún más significado si este reconocimiento fuera acompañado de declaraciones sobre la intención de ejecutar las órdenes de detención internacionales contra Netanyahu y otros miembros del Gobierno israelí acusados de crímenes de guerra. Entonces sí estaríamos ante un verdadero cambio de rumbo. Pero nada de esto se ha dicho. 

Por lo tanto, es difícil considerar estos anuncios como algo más que un intento (por otra parte tardío) de remediar de alguna manera la desastrosa imagen internacional que los países aliados de Israel están ofreciendo desde hace meses. Mientras se limiten a fórmulas simbólicas, sin efectos concretos, su impacto será nulo. 

La matanza diaria que se está consumiendo en Gaza necesita respuestas inmediatas, no protestas vibrantes ni promesas futuras. Y es precisamente esta distancia entre la urgencia de los hechos y la inconsistencia de las reacciones políticas lo que mide, una vez más, el fracaso de la comunidad internacional. 

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

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