sábado, 27 de septiembre de 2025

De opio de los pueblos a cetro de los poderosos.

De opio de los pueblos a cetro de los poderosos

Apagada la antorcha de la Estatua de la Libertad como paradigma de la madre que acoge a los emigrantes en busca de la tierra de la promisión, redimensionado el dólar como moneda de reserva que regula el comercio mundial, el imperio trumpiano ha encontrado por fin el nuevo símbolo que imponer al planeta. 

Se trata de la cruz con ruedas, que hizo su debut en el solemne y mediático funeral del protomártir trumpiano Charlie Kirk (descanse en la Paz del Señor) entre cantos religiosos y hamburguesas tejanas, hogueras bíblicas y fuegos artificiales. 

La imagen plástica e icónica de una Cruz de fácil uso y consumo. Un Jesús prêt-à-porter, del que todos pueden cargar sin demasiado esfuerzo un poco de calvario imaginario sobre sus hombros. Pero es sobre esa cruz móvil accesible y cómoda sobre la que ahora camina el Dios americano, salvador de los pueblos. 

Más amenazador que misericordioso. Encarnación de un poder inmenso y sin precedentes, donde las dimensiones espiritual, temporal y digital son inseparables como tal vez nunca se había visto. Ya no hay diafragma entre lo sagrado y lo profano: la religión es la continuación de la política por otros medios, y viceversa. 

El Todopoderoso y los Estados Unidos de América siempre se han comunicado. Dios está en la Constitución y en la moneda. Los presidentes juran sobre la Biblia. La autopercepción mesiánica de Donald Trump es conocida desde el atentado de Butler en julio de 2024, cuando aquella bala fue desviada por el Señor para permitir que Donald Trump salvara la nación. 

Pero probablemente nunca como en el funeral de Charlie Kirk lo divino se hizo humano, informando de sí mismo los pensamientos y las palabras del pueblo MAGA. 

Empezando por su profeta, el Presidente que, en contra del Evangelio, promete una venganza tremenda y grita «odio a nuestros adversarios» que mataron a Charlie Kirk «porque decía la verdad sobre la patria y sobre Dios». 

Luego, su Vicepresidente, JD Vance, que proclama «esto no es un funeral, es un renacimiento de los valores cristianos». El Secretario de Estado, Marco Rubio, que asegura: «Charlie es como Jesús, él también ha cambiado la historia». El pastor Rob McCoy, que dice: «Dios ha guiado la vida de Kirk y ahora nos pide que sigamos su ejemplo». El evangélico Jack Posiblec, que pregunta a las masas: «¿Estáis preparados para poneros la armadura de Dios? Debemos salvar la civilización occidental». 

A su alrededor, entre las 100.000 personas que abarrotan el State Farm Stadium, gorras con el lema «Jesús es mi salvador, Trump mi presidente» y camisetas con el rostro de Jesús y la inscripción Make America Christian Again. 

Una ostentación blasfema e iconoclasta, ante la cual no puede sino horrorizarse quien aún cree en la separación de poderes consagrada por los constituyentes del siglo XVIII. Creo que el espectáculo es una traición al cristianismo, utilizado y transformado en lo contrario de sí mismo por propagandistas cínicos que no sé si tienen alguna experiencia real de la fe cristiana del Evangelio del Reino. Este es el tiempo que nos ha tocado vivir, en lo que queda de una civilización occidental descristianizada y, sin embargo, devota. 

La religión como “instrumentum regni”, opio de los pueblos y cetro de los poderosos. En paralelo, democracias liberales que degeneran en autocracias electivas y ahora abiertamente teocráticas. Un fenómeno que antes era exclusivo del mundo islámico y que ahora nos afecta a todos. Incluidos nosotros, los europeos, confundidos y desarmados. 

1.- El Presidente de los Estados Unidos de América ganó las elecciones presidenciales con la doctrina de la Heritage Foundation, construida sobre las instancias de los grupos sociales y electorales inspirados en el Antiguo Testamento: Dios delega la res publica a la Iglesia, la Familia y el Gobierno, llamados a derrotar a las fuerzas satánicas ocupando todos los puestos de mando, desde la administración hasta los medios de comunicación, desde la universidad hasta los negocios. 

2.- Vladimir Putin, en Rusia, acuna el sueño neozarista de Eurasia despreciando al Occidente «ateo y decadente»: se inspira en filósofos espiritualistas del siglo XIX, se hace bendecir a sí mismo y a las tropas que parten hacia el frente ucraniano por el Patriarca ortodoxo Kirill. 

3.- Benjamin Netanyahu hace lo mismo: extermina a los palestinos de Gaza por voluntad del profeta Samuel y de Eretz Israel, la Gran Israel, «tierra de leche y miel» prometida a Abraham en el Génesis y luego soñada por Ben Gurión en los años 50. 

4.- De Hamás lo sabemos todo desde siempre: la destrucción de la «entidad sionista» no solo está escrita en los estatutos de los terroristas yihadistas, sino que, según ellos, también en el Corán, tal y como quiere el Islam chiíta de los Hermanos Musulmanes en Egipto, de los Guardianes de la Revolución en Irán y de los talibanes fundamentalistas en Afganistán. 

Las democracias europeas están acorraladas, reducidas a una «diplomacia» y ya no son capaces de producir «cultura democracia». Frágiles y ahora ampliamente minoritarias en un mundo que busca el orden en el caos. Esta crisis de identidad, que ve a los regímenes atacar los cimientos democráticos en nombre de Dios sabe qué principios morales, es terreno de conquista para las derechas trumpistas, a ambos lados del Atlántico. 

En medio de tanta impostura sacrílega —que convierte el espíritu en una categoría truculenta de la política y la fe en la sirvienta servil de una ideología—, queda por ver hasta cuándo podrán callar los cristianos adultos. También, por ejemplo, las jerarquías eclesiásticas. 

Si es cierto que el cristianismo del siglo XXI no es aquella cristiandad medieval, si es cierto que Dios es de los hombres y no del poder ni de los ejércitos, si es cierto que el Evangelio es amor para todos y venganza para nadie, si es cierto que Dios derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, …, si todo esto es cierto, es hora de que alguien expulse del templo a estos mercaderes con la cruz con ruedas. 

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

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