viernes, 19 de septiembre de 2025

Sin concesiones a la justicia: el camino hacia una Iglesia creíble.

Sin concesiones a la justicia: el camino hacia una Iglesia creíble 

El difícil trabajo tiene que comenzar necesariamente por ahí. De hecho, es ahí donde las demás acciones de la Iglesia católica en el mundo encuentran hoy su criterio de verificación: en el valor y la determinación con que se aborda la cuestión de los abusos sexuales del clero católico. 

Una Iglesia que está en la calle, en medio de la Babel del mundo, tiene como condición esencial una limpieza transparente en su propia casa. La cosa se explica por sí sola, porque si la Iglesia no respeta los derechos humanos, no puede predicar el Evangelio. 

Una Iglesia que quiera llegar al corazón de todos no puede sino ser creíble para todos, y para ser creíble no hay otro camino que poner orden, limpieza, justicia y, si es necesario, rigor en su interior. 

Alguien de la Iglesia decía que hay que «escuchar las preguntas de todos, escuchar de verdad y dejarse herir por las preguntas». Es una expresión muy bonita: dejarse «herir» por las preguntas. Pero, ¿cómo se deja uno herir por la pregunta de un padre que pregunta cómo ha sido posible que su hijo o su hija haya sido violado de la manera más vil y cobarde por aquel a quien lo había confiado con confianza y esperanza, creyendo en su hábito y en su misión? 

La Iglesia debe asumir verdaderamente esas heridas, comprometiéndose sin concesiones con la justicia, como estableció en 2019 el Papa Francisco con el motu proprio Vos estis lux mundi, que sanciona la obligación moral y jurídica de denunciar los abusos contra menores y personas vulnerables. 

Pero hay otra cosa que hay que destacar: ¿cuántos son los ministros ordenados y los religiosos que se manchan con estos delitos, traicionando de la manera más vergonzosa su misión? 

Es verdad, las cifras oscilan, pero sea cual sea su entidad real, se trata en cualquier caso de una minoría (que, por otra parte, cometería aproximadamente una minoría de los delitos de pedofilia en nuestro país). 

Sin embargo, la cuestión es que esta minoría desacredita ampliamente el trabajo y la misión de muchos presbíteros y religiosos honestos, algunos de los cuales pueden considerarse más que honestos, diría que heroicos, por no decir santos, como tengo la suerte y el honor de conocer y de disfrutar de su amistad. Y es también para salvaguardar el honor de todos ellos que la acción de la Iglesia debe ser severa y sin concesiones hacia los culpables. 

En resumen, creo que el frente es triple: 

1) judicial: consiste en llevar a los culpables ante la justicia; 

2) terapéutico y reparador: consiste en hacer justicia a las víctimas ayudándolas en la medida de lo posible a reparar las profundas heridas psíquicas y espirituales; 

3) formativo y pedagógico: consiste en establecer una formación y un estado de vida de los ministros ordenados y religiosos que los proteja en la medida de lo posible de caer en estos abismos. 

Los abusos sexuales del clero y de los religiosos podrían ser un punto más del fin de la Iglesia católica, la caída libre de su credibilidad como madre y maestra, educadora durante siglos de las generaciones jóvenes. 

Para que la Iglesia se salve y sobreviva a este gigantesco tsunami de alcance mundial, es necesario que se considere menos importante que las víctimas y menos importante que la justicia. 

Y que comience a considerarse menos importante en general, una estructura de servicio y no de poder, orientada no a su propio bien, sino a un bien mayor, que es el bien del mundo. 

Los abusos sexuales del clero y de los religiosos son el peligro mortal al que se enfrenta la Iglesia, pero, como escribió el poeta del romanticismo alemán Friedrich Hölderlin, «donde hay peligro, también crece lo que salva». 

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La discriminante evangélica: porque las buenas intenciones no bastan - Lucas 16, 1-13 -.

La discriminante evangélica: porque las buenas intensiones no bastan - Lucas 16, 1-13 - Este pasaje evangélico solo se encuentra en Lucas, c...