domingo, 14 de septiembre de 2025

Volver a uno mismo.

Volver a uno mismo


Vivimos encorvados sobre la pantalla del smartphone las 24 horas del día, pero eso no significa que nos concentremos en algo o en nosotros mismos.

 

Estamos inmersos en una realidad virtual muy envolvente (incluso aumentada), pero irreal y artificial, que nos distrae de la realidad real, social y ambiental; y hoy nos encontramos totalmente incapaces de mirar hacia adelante (de imaginar con nuestra imaginación, aceptando en cambio y cada vez más el imaginario ideado y diseñado para nosotros por el sistema, un imaginario aparentemente siempre diferente y nuevo, pero en realidad siempre igual y repetitivo); y somos incapaces (y seguimos utilizando deliberadamente este sustantivo para señalar el resultado de nuestro alejamiento de la realidad y de nosotros mismos), incluso de levantar la vista al cielo o de acoger en nosotros, enriqueciéndonos, la belleza.

 

Si nos hemos convertido en individuos incapaces de todo esto es porque no sabemos resistirnos a los mecanismos de captura de nuestra psique (fascinantes, emocionantes, envolventes, hoy en día también inteligentes), además de nuestro cuerpo, y producidos por el sistema para nuestra distracción masiva (mercancías, gadgets, redes sociales, series de televisión, vídeos con millones de seguidores, noticias falsas, comentarios compulsivos, conformismos digitales), sobre todo si son tecnológicos; nosotros ya hemos sido arrastrados a un espacio comunicativo e informativo donde los mensajes y las imágenes se afirman a través de la lógica combinada de la urgencia y la inmediatez redirigiendo de forma discontinua nuestra atención.

 

Un espacio en el que creemos ser autónomos y libres, pero no lo somos. Para aprender a resistirnos a estos mecanismos de captura, necesitamos —y mucho despertar del sueño y del olvido de nosotros mismos en el que estamos sumergidos.


Eso era lo que intentaba hacer Sócrates: despertar del sueño a sus conciudadanos con la fuerza exhortativa de un diálogo implacable para formular un pensamiento que nace de la persona. Nos toca renacer como individuos que piensan y que no solo producen, consumen y se divierten, como nos formatea, nos norma y normaliza el sistema.

 

Un sistema que nos quiere precisamente alienados/alejados (fuera de nosotros mismos, de nuestra interioridad), pero felices de estarlo; que nos quiere sobre todo narcisistas, es decir, enamorados de nuestra imagen reflejada, fuera de nosotros, pero que no somos nosotros, por lo que nos volvemos incapaces de comprender quiénes somos mediante una participación consciente en el mundo.

 

¿Cómo intentar reencontrarnos a nosotros mismos, después de que el sistema nos haya hecho perdernos/distraernos de nosotros mismos? ¿Cómo volver a uno mismo precisamente para recuperar una vida hoy extrañada, alienada por el sistema tele-técnico o tele-tecno-capitalista y económico? ¿No habrá que permanecer con nosotros mismos después de haber vuelto a nosotros mismos?

 

¿No habrá que desmontar las técnicas de distracción destinadas a eliminar toda conciencia de sí mismo del individuo, haciéndole creer, por ejemplo, que la tecnología es un medio para la emancipación humana?

 

¿No habrá que recuperar la interioridad perdida, que hemos perdido para adaptarnos a las exigencias de un sistema basado en la producción industrial, incluso de distracción infinita?

 

¿No habrá que recuperar la interioridad, es decir, el yo reflexivo, consciente, la capacidad de imaginar, de ser nosotros mismos, de mirarnos por dentro y dejar de exhibirnos (de salir de nosotros mismos, de exteriorizarnos) en la red con un selfie o un vídeo o en el mercado como capital humano, creyendo ingenuamente que exponernos es en realidad la mejor manera de ser nosotros mismos, pero nada es más falso que esta creencia?

 

¿No habrá que recuperar cierta soledad, que no es sinónimo de aislamiento, y alejarnos de la pantalla de un smartphone o un ordenador, donde siempre estamos acosados por una aceleración compulsiva del tiempo que no deja espacio para pensar y no hacer en la trampa del viejo ‘panem et circenses’ digitalizado e industrializado y que se ha vuelto omnipresente las 24 horas del día?


Me estoy volviendo mayor… seguramente porque voy perfilando una convicción: hoy tenemos una gran necesidad, como individuos y como colectividad, de personas que nos enseñen de nuevo a pensar, a mirar, a reflexionar, haciéndonos preguntas sobre nosotros mismos y sobre el mundo.

 

Basta de economistas, basta de empresarios-gurús, basta de gerentes, basta de expertos, basta de gestores,…, que nos dicen qué hacer y cómo vivir, cómo ponernos en el mercado, cómo aumentar nuestra productividad, qué comprar, cómo presentarnos para vendernos mejor; basta de delegar nuestra vida a una aplicación; basta de buscar algoritmos que nos den las respuestas antes incluso de haber hecho las preguntas; basta de influencers de tres al cuarto…

 

Mientras nos encontramos en mil y una guerras, mientras olvidamos que la crisis climática es cada vez más grave, mientras los populismos proliferan por doquier y sin control,…, realmente necesitamos personas que nos ayuden precisamente a volver a nosotros mismos, es decir, a nosotros y en nosotros (quiénes somos, adónde queremos ir, de qué manera, según qué objetivos compartidos consciente y responsablemente), encontrándonos/reencontrándonos (y es el requisito previo para encontrarnos con los demás) y encontrando un equilibrio entre interioridad y exterioridad, entre yo y mundo, entre hombre y técnica, entre hombre y medio ambiente…



P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Volver a uno mismo.

Volver a uno mismo Vivimos encorvados sobre la pantalla del smartphone las 24 horas del día, pero eso no significa que nos concentremos en a...