viernes, 3 de octubre de 2025

Sobre el 'realismo' del Plan de Donald Trump - y Benjamin Netanyahu - para Gaza.

Sobre el 'realismo' del Plan de Donald Trump - y Benjamin Netanyahu - para Gaza

Furiosa y en apuros por esa Flotilla que se adentraba, desarmada y desarmante, en un escenario de guerra, y ante una opinión pública que sale a la calle a todas horas en solidaridad, la derecha y la extrema derecha toman distancia diciendo que «ahora que hay un plan de paz para Gaza» y que éste podría haber sido comprometido de manera «irresponsable».

 

En realidad, es un escenario que no existe. Sencillamente porque allí no hay una guerra simétrica, no se ven cañones, tanques ni cazabombarderos palestinos enfrentándose al ejército israelí, uno de los más poderosos y rearmados del mundo. En Gaza solo hay tiros contra civiles, una compulsión por repetir masacres y devastaciones diarias de estructuras civiles consideradas por la Corte Penal Internacional y la investigación de la ONU como “genocidio”, una palabra que ahora casi todos tras un silencio culpable, incluso con ligereza, como si esto no implicara tomar conciencia sobre el futuro del criminal Benjamin Netanyahu, salvado en cambio por el «plan» de Donald Trump.

 

¿No habrá sido esa Flotilla la que, entre otras cosas, revela la ilegalidad del bloqueo naval de las aguas palestinas en Gaza, la que compromete la paz de Donald Trump, Tony Blair y benjamin Netanyahu, con el consentimiento de monarquías petroleras asesinas como la saudí de Bin Salman, además de Egipto y Jordania, en manos de la Administración estadounidense?

 

Pero si realmente se hubiera iniciado la paz, ¿por qué Benjamin Netanyahu no recibió con los brazos abiertos a los pacifistas desarmados de la Flotilla, en lugar de asaltar sus barcos con las armas en ristre y arrestar a cientos de ellos? ¿Por qué otras instituciones europeas no la apoyan, en lugar de justificar la agresión del ejército israelí en aguas internacionales, como si fuera un acontecimiento natural y no una opresión?

 

El Papa León XIV dice que “el Plan de Trump para Gaza parece realista, esperemos que Hamás acepte” (https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2025-09/el-papa-el-plan-de-trump-para-gaza-es-realista-castel-gandolfo.html). Santidad, ¿existe realmente una propuesta realista de paz sobre la mesa y no más bien un ultimátum?


Sería una propuesta realista de paz si tuviera en cuenta el papel político de los palestinos, pero lo que ocurrió es que el plan fue elaborado con Benjamin Netanyahu durante semanas por Donald Trump y sus enviados, excluyendo precisamente a los palestinos: en la tribuna de la ONU —ahora recuperada, lo cual es bueno, pero solo para la ayuda y, en cualquier caso, al margen— habló precisamente Benjamin Netanyahu, aunque perseguido por una orden de detención de la Corte Penal Internacional, mientras que a Abu Mazen la Casa Blanca le prohibió la entrada en Estados Unidos de América.

 

¿Existe en el Plan una perspectiva para el Estado de Palestina y una solución a la cuestión palestina, es decir, para 7 millones de seres humanos, más los demás de la diáspora de Oriente Medio?

 

No creo que lo haya si las Fuerzas de Defensa de Israel permanecerán en la mayor parte de la Franja, como ha reiterado Benjamin Netanyahu, «incluso después de la liberación de los rehenes», y no haya un Estado palestino. Jerusalén Este seguirá siendo la capital de Israel, como ya decidió Donald Trump. 


Todo lo cual viene a significar que ese presunto “realismo” del que habla el Papa León XVI pasa por mantener la ocupación militar israelí su protagonismo mesiánico.


De hecho, el presunto “realismo” del mencionado Plan, Santidad, pasa por transformar la Franja en una nueva junta «apolítica»: un protectorado 'colonial'. Pero se dirá que la ANP, fuera de juego desde hace tiempo, residual y al límite de su existencia —y también dividida—, ve en el plan una propuesta a la que aferrarse al menos para detener la masacre en curso, hacer entrar las ayudas, socorrer a la población de Gaza y destituir a Hamás para que rinda cuentas por sus graves responsabilidades.

 

Es verdad, crecen las adhesiones al citado Plan… Después de todo, ¿quiénes somos nosotros con nuestra crítica de la verdad para contradecir la llegada de la ayuda, para que finalmente hombres y mujeres puedan alimentar a sus hijos, los niños heridos puedan al menos ser atendidos y amputados con anestesia, para que llegue el agua y mucha comida? La Flotilla, desarmada y desarmante, pensaba así.

 

¿Pero piensan realmente así Donald Trump y Benjamin Netanyahu, que han gestionado y permitido el genocidio en curso tras la matanza del 7 de octubre de 2023? ¿Alguien recuerda la infame suspensión de las ayudas a la UNRWA-ONU mientras era bombardeada por las FDI, decidida por la Casa Blanca?

 

Uno se teme, Santidad, que Benjamin Netanyahu, Donald Trump, buena parte de Europa y muchos países árabes e islámicos quieran a los palestinos no como sujetos con derechos, a la vida y a la tierra, a la dignidad y a sus instituciones, sino como sombras mendigando, hambrientos y lamentándose, heridos y mutilados, los nuevos parias reducidos a una condición de subordinación tan profunda que la indigencia y el hambre borran las aspiraciones políticas.

 

Uno se teme, Santidad, que esta nueva imposición neo-colonial obligue a aceptar todo y en silencio. Sin derecho ya a su historia, ni siquiera a narrar esta última y más feroz Nakba en los libros de texto que seguramente a partir de ahora deban controlarse y censurarse.


Está por ver, Santidad, si el Plan de Donald Trump para Gaza respeta o no el derecho internacional. A lo mejor incluso algunos elementos clave de la propuesta son incompatibles con el hecho de que Israel ocupe ilegalmente los territorios palestinos. Y, además, y esto creo que es lo más decisivo, la historia también enseña que imponer una paz inmediata a cualquier precio, independientemente o descaradamente en contra de la ley y la justicia, es una receta para más injusticias, violencia futura e inestabilidad

 

Si todo esto ocurre, es bueno saber que, incluso entre los escombros y los sudarios de las víctimas, la cuestión de la liberación de los palestinos no solo no ha terminado, sino que comienza otra vez. Es una historia escrita en los ojos de cientos de miles de niños y jóvenes, mujeres y hombres, testigos de la masacre que nosotros hemos permitido como cómplices y contemplado como espectadores.

 

Nosotros, por supuesto, no somos más palestinos que los palestinos, pero en el privilegio de nuestra condición, y de la aparente distancia política, podemos y, a lo mejor, hasta debemos decirlo en voz alta.


P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF

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