El dolor del pobre será tu maestro
El dolor del pobre es la continuación histórica del Siervo de Yahvé, al que el pecado del mundo sigue despojando de toda apariencia humana y al que los poderes del mundo siguen despojando de todo, arrebatándole incluso la vida, sobre todo la vida.
El dolor de los pobres es un abismo. Ante esas miradas sin horizonte, uno tiene la sensación de hundirse junto a ellos.
El dolor de los pobres vacía las palabras de su contenido, invalidando su fuerza y su sentido.
El dolor de los pobres anula las certezas heredadas, las supuestas competencias, el optimismo satisfecho con la tarjeta de crédito en el bolsillo y las necesidades básicas extra satisfechas.
El dolor de los pobres ofrece otra versión de los poemas sobre la belleza de la vida, de las esperanzas narradas, de las novelas con final feliz.
El dolor de los pobres es la única Verdad que no puede ser contradicha y por la que vale la pena dar testimonio (en el sentido de dar la vida).
El dolor de los pobres verifica la humanidad antes que la religiosidad.
El dolor de los pobres es sagrado porque es el dolor de Dios.
El dolor de los pobres juzgará al mundo.
El dolor de los pobres nubla los esfuerzos voluntaristas y solo deja vivir la compasión.
El dolor de los pobres pone en crisis la fe y la razón, todas las fes y todas las razones, pero no el Amor.
El dolor de los pobres es pura desesperación para compartir, no para explicar o tratar de forma infantil.
El dolor de los pobres hace injustas las alegrías efímeras de los ricos.
El dolor de los pobres no es involuntario, sino causado.
El dolor de los pobres habla con lágrimas porque se ha quedado sin palabras.
El dolor de los pobres, a los ojos de Dios, sigue siendo inocente incluso cuando, según las leyes humanas, es culpable.
El dolor de los pobres es el resumen de toda la Biblia, de toda la espiritualidad, de toda la moral.
El dolor de los pobres es el único dogma que realmente convierte.
P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF
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