Dios a pie de calle
Necesitáis volver a amar vuestras calles.
Esas calles que permiten que vuestros pasos sean Vida.
Esas calles que son posibilidades de relación.
Esas calles que saben a promesa, anticipación de un hogar.
Necesitáis volver a amar vuestras calles.
Esas calles que os han visto crecer, equivocaros, caer y levantaros.
Esas calles que están desnudas y abiertas, que certifican el paso de la Vida.
Esas calles que seguirán marcando caminos incluso después de que os hayáis ido.
No soy el Señor que se atrinchera en el Templo ni que se esconde detrás del Velo.
Porque vuestro Dios se mezcla con la gente.
Que no os disguste el riesgo de un Dios demasiado humano.
Necesitáis volver a amar vuestras calles.
Esas calles que saben a polvo y misterio.
Esas calles que gritan pobreza y susurran soledad.
Esas calles que Yo, el Señor, Dios-hecho-carne, sigo recorriendo y caminando en medio de una humanidad a veces tan desorientada.
En el misterio de la Navidad quiero que volváis a sentir que Dios quiere caminar en vuestras calles.
Necesitáis volver a amar vuestras calles.
Esas calles que os ven caminar abandonando las seguridades.
Esas calles que os hablan de una nostalgia, de un hogar paterno al que llegar.
Esas calles por las que Yo, el Señor, he caminado para mostraros la posibilidad de una dirección. De un sentido.
Necesitáis volver conmigo a las calles que sigo recorriendo, profecía de la salvación que desde entonces corriendo por las venas del mundo.
Necesitáis volver a vuestras calles.
Las de vuestra vida cotidiana. Aquellas cuyo polvo conocéis muy bien.
Esos espacios de tierra frecuentados por cualquiera que permiten el encuentro, la comunicación, la simple resistencia a toda inercia.
Es necesario que volváis a vuestras calles, y que lo hagáis ahora, inmediatamente, con pasión.
Y que permanezcáis fieles a vuestras calles, incluso cuando suben bajo un cielo oscuro que se parece tanto a la subida del Gólgota.
Necesitáis volver a vuestras calles porque Yo, el Señor, os espero en la calle. Y a veces os procedo un paso adelante. O camino, anónimo desconocido, a vuestro lado.
Y que vuestro caminar en las calles se convierta cada vez más en seguirme.
Y que vuestro amor se deje fecundar por la necesidad de moveros hacia Mí, hacia el hermano, hacia vosotros mismos.
P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF




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