viernes, 31 de enero de 2025

Credo (XVII).

Creo


Creo, sí creo que un día,

tu día, mi Dios,

avanzaré hacia Ti

con mis pasos vacilantes,

con todas mis lágrimas

en la palma de tu mano,

y este maravilloso corazón

que me diste,

este corazón

demasiado grande para mí

porque está hecho para Ti...

 

Un día vendré,

y leerás en mi cara

toda la desesperación, todas las luchas,

todos los vericuetos

de los caminos de la libertad.

Y verás todo mi pecado.

Pero yo sé, Dios mío,

que el pecado no es grave,

cuando esté en tu presencia.

 

Porque es delante de los hombres

cuando uno es humillado,

pero ante Ti

será maravilloso ser tan pobre,

¡porque soy y seré tan amado!

 

Un día, tu día, Dios mío,

iré hacia Ti.

Y en la auténtica explosión

de mi resurrección,

lo sabré entonces,

me encontraré desnudo

ante la ternura que eres Tú.

Mi libertad seguirás siendo Tú.

 

Vendré a Ti, mi Dios,

y me darás tu rostro.

Iré hacia ti

con mi sueño más loco:

pondré el mundo en tus brazos.

Iré hacia ti,

y gritaré a todo pulmón

toda la verdad de la vida en la tierra.

 

En el umbral de la parta de tu casa,

como el pródigo hijo,

te gritaré mi grito

que viene de lo más profundo de los siglos:

"¡Padre!

Traté de ser un hombre,

y yo soy tu hijo."

 

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF


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