Mi idea de arte -Papa Francisco-
Que un Papa se ocupe del arte y, sobre todo, que exprese en primera persona ideas estéticas sorprendió a muchos bienpensantes, pero hay mucho más.
Partiendo del contexto inusual de la «filosofía del arte», el Papa propone una línea pastoral, incluso una cultura «laicamente cristiana», sin duda también un válido paradigma para reconocer qué es el arte.
Más allá de la retórica del arte sacro
El Papa Francisco reivindica la centralidad del arte para narrar los retos de nuestro tiempo; reconoce a los lenguajes artísticos contemporáneos el valor de narrar con formas siempre renovadas la crisis medioambiental, la pobreza, la marginación y, sobre todo, la búsqueda de significados.
Derriba toda retórica sobre el arte sacro, a menudo
confinado a fórmulas trilladas o devocionales, para redescubrir una alianza
entre fe y creatividad, entre espíritu y contemporaneidad.
Arte para las contradicciones de la historia, no para el precio y el mercado
No confunde el arte con la «sofisticada propaganda persuasiva», ni siquiera con la pedagogía y las «buenas intenciones».
La belleza del arte reside en la profundidad de la existencia, de la vida y del mundo con sus contradicciones y sus aspectos trágicos.
El arte sacude, construye experiencia, amplía el
conocimiento, derriba lugares comunes y mentiras: provoca vida, demuestra que
el hombre no es un «ser para la muerte».
El arte no es un lujo, sino una necesidad vital
El Papa Francisco hace suyas las intuiciones que han
caracterizado a muchos movimientos antagonistas al sistema económico mediático
de la mercantilización del arte y la cultura al escribir: «El mercado corre
el riesgo de robar la inocencia al arte».
Más allá de la cultura del descarte
El papel del poeta y del artista se expresa
contrarrestando la cultura del descarte. «Esta sociedad ha adquirido la
costumbre, tras el uso y desecho de las cosas, de usar y desechar también a las
personas, al igual que desecha proyectos, ilusiones, sueños... Nada se pierde,
nada se desecha, todo tiene sentido en la magnífica obra de Dios. La
misericordia de Dios no desecha».
El valor de lo nuevo
El libro es una exhortación para perseguir lo no dicho —lo original, lo inédito— para comprender los tiempos actuales.
Es una invitación a no temer lo desconocido para
encontrar lo nuevo, dando a lo nuevo el valor de un signo que hay que
interpretar, para que hable al espíritu, corrija errores y horrores, cree
nuevas relaciones —con las personas y con el mundo—, conmueva, sane,
reconcilie, eleve, consuele: evangelice.
La belleza incómoda
El Papa Francisco define a los artistas como «guardianes de la belleza» y les exhorta a no dejar de cuestionar la realidad, de desafiar las convenciones, de explorar nuevos alfabetos visuales y emocionales, siempre con la perspectiva de hablar al alma.
Es una belleza poco agraciada, incómoda, disruptiva, que
debe interpretarse con las herramientas de la conciencia.
Como los profetas bíblicos
«El arte hace pensar, mantiene alerta, revela la realidad en sus contradicciones y manifiesta lo que sería más cómodo o conveniente ocultar: como los profetas bíblicos, denuncia los falsos mitos, los nuevos ídolos, las trampas del consumo, las astucias del poder».
«El arte, como la fe, perturba, no deja las cosas como
están: cambia, transforma, convierte, mueve».
«El artista y el creador comparten la pasión por la
creación...» y cita primero a Isaías: «He aquí que hago algo nuevo,
ahora mismo brota...» y luego el Apocalipsis: «...he aquí que hago
nuevas todas las cosas...».
Un espacio donde Dios todavía puede hablar
El Papa Francisco escribe: «... en el gesto creativo se reconoce la fuerza de una oración y el sonido de la esperanza».
«La obra de arte es la prueba más fuerte de que la encarnación es posible».
Para gustar y saborear: https://www.youtube.com/watch?v=m11EmB5wxu8
P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF
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