miércoles, 28 de mayo de 2025

Reparar el mundo - Tikún Olam -.

Reparar el mundo - Tikún Olam -

Es precisamente porque he leído, entre otros, a Dietrich Bonhoeffer, a Etty Hillesum, a Edith Stein, y a Viktor Frankl. 

Es precisamente porque un día, hace años, vi con mis propios ojos Auschwitz-Birkenau. 

Es precisamente porque he leído algunas  obras de historiadores. 

Es precisamente por eso que creo firmemente que es necesario conocer y transmitir la abominable historia de los exterminios nazis. 

Y es precisamente por eso que considero que es justo y posible hacerlo incluso en los tiempos dramáticos que estamos viviendo. 

Alguien dijo que la historia es siempre contemporánea, en el sentido de que, en el fondo, es inevitable reinterpretar los acontecimientos pasados a la luz de los presentes. 

Al fin y al cabo, el estudio de la historia sirve para comprender los mecanismos de las relaciones humanas y descifrar el presente, además del pasado. 

Desde hace ya un tiempo voy pensando que no comparto los paralelismos forzados y el uso de palabras utilizadas con demasiada desenvoltura, más por su valor de impacto que por su significado. 

Creo que se puede describir lo que está sucediendo en Palestina, e incluso adoptar una posición clara, sin recurrir, por una parte o por otra, a paralelismos forzados con el nazismo. No es una cuestión de estilo: lo veo como una cuestión de fondo. 

Al mismo tiempo, es precisamente todo lo que he leído, escuchado y pensado sobre los exterminios nazis lo que me lleva, en la totalidad de mi conciencia, a rechazar toda forma de banalización e instrumentalización de esa tragedia. 

Me interrogo profundamente sobre los límites de una política de la memoria que solo propone rituales públicos llenos de retórica y vacíos de significado, creando calendarios repletos de fechas, pero que no se cuestionan el sentido global de la trágica historia del siglo XX y de los que va desde siglo XXI. 

El puente está hecho de muchas piedras, y que cada piedra debe ser contada para comprender la línea del arco que sostiene el puente. 

Deberíamos ser capaces de considerar cada acontecimiento histórico, cada piedra del puente, en su especificidad, sin hacer mezclas sin sentido, pero al mismo tiempo no deberíamos perder de vista la línea del arco. Deberíamos ser capaces de unir los puntos. 

Deberíamos ser capaces de situar los exterminios nazis como el abismo más abominable de una larga trayectoria genocida que atravesó el siglo XX, no como el resultado de la locura repentina de una noche, sino como el horrible resultado de una larga cadena de discursos deshumanizadores, dispositivos represivos, expulsiones forzadas, silencios cómplices iniciados en los Estados burgueses desarrollados en los contextos coloniales y potenciados en los Estados totalitarios. 

Es precisamente porque un día leí Maus de Art Spiegelman (y siempre recomiendo su lectura), y porque su lectura me golpeó en la conciencia como una bofetada, que me llama la atención al escuchar a personalidades comparar a la población de Gaza (o de cualquier otro lugar de la Tierra) con animales y subhumanos o proponer su deportación forzosa. 

Es precisamente porque he leído, escuchado y pensado que me horroriza cada vez que oigo dividir a la humanidad en «razas» superiores y pueblos subhumanos, en personas que merecen vivir y vidas que no merecen ser protegidas, en comunidades que tienen derecho a su espacio vital y comunidades que deben ser encerradas, controladas continuamente, vigiladas y reprimidas. 

Es precisamente porque honro profundamente a las víctimas de los exterminios nazis y a las personas que sobrevivieron que digo continuamente «nunca más»: nunca más para ninguna persona, por ninguna razón, para ningún pueblo. 

Y si incluso «nunca más» no fuera cierto, y si todo lo que ha sucedido se repitiera de nuevo, espero que tengamos la fuerza, por ejemplo, de Dietrich Bonhoeffer, Etty Hillesum, Edith Stein, Viktor Frankl… y tantos, tantos otros. 

Hay una expresión en hebrero que significa. “reparar el mundo”. Me refiero a la expresión “Tikún Olam”. Es una expresión importante en el judaísmo y a menudo se utiliza para explicar el concepto judío de justicia social y para el logro de la Era Mesiánica en la que se cumplan los principio de paz y de fraternidad. 

Tikún Olam” es toda una filosofía de vida de aquellos seres humanos que desean dejar una pequeña contribución al mundo, mostrando interés por la humanidad, comportándose con bondad, empatía y solidaridad, convirtiéndose así en un ejemplo a seguir para muchos, y lograr cambiar la lógica de crueldad, egoísmo e indiferencia. 

Espero que sepamos ver el trozo de cielo azul más allá de los escombros y el alambre de púas, sabiendo muy bien que los escombros y el alambre de púas seguirán ahí por ahora, pero con la profunda convicción de que algún día, después del horror, nos tocará a nosotros la tarea de la regeneración del mundo, de la historia y de la humanidad. 

P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF


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